Como un grito abierto, desesperado, profundo, punzante, amargo y, sin embargo, mudo. Así es el dolor silenciado de una enfermedad que, solo en España, sufren dos millones de mujeres pero de la que apenas se habla.
La cancelación de festivales supone una gran pérdida económica para los organizadores y artistas y también la de muchos puestos de trabajo que se crean directamente o indirectamente.