
Lectura fácil
La hostelería sigue siendo el sector peor pagado de España, con salarios que apenas superan el mínimo y una pérdida significativa de poder adquisitivo desde 2008. A pesar de su peso en el empleo, sus trabajadores viven cada vez en peores condiciones.
La hostelería, atrapada en la precariedad laboral
El salario medio en España no ha logrado recuperar el poder adquisitivo perdido tras la crisis de 2008. Pero hay un sector donde esta situación se ha agravado de forma notable: la hostelería. En 2023, los trabajadores de bares, restaurantes y hoteles cobraron de media 16.986 euros brutos al año. Una cifra apenas un 12 % por encima del salario mínimo interprofesional (SMI), lo que confirma la cronificación de la precariedad en este sector.
La hostelería sigue siendo, con diferencia, la actividad económica peor retribuida. No solo se encuentra muy por debajo del sueldo medio nacional (28.050 euros), sino que ha sido uno de los sectores que más poder adquisitivo ha perdido desde la gran recesión. Según los datos del INE, el salario real en el sector hostelero ha caído un 12 % desde 2008, lo que significa que sus trabajadores tienen hoy menos capacidad de compra que hace quince años.
Este deterioro se produce en un contexto en el que los precios han aumentado cerca de un 34 % desde entonces, lo que ha hecho que el salario mínimo —tradicionalmente una referencia simbólica— se convierta en una realidad cada vez más común.
Un sector esencial pero mal pagado
Pese a estos datos, la hostelería representa un pilar económico fundamental. Emplea a más de 1,8 millones de personas, lo que equivale a casi el 9 % del total de ocupados en España. En comunidades como Baleares o Canarias, su peso en el empleo roza el 20 %. Además, fue el sector que más empleo creó en 2024, con más de 95.000 nuevos puestos.
Sin embargo, este dinamismo no se traduce en mejoras salariales. La temporalidad, la parcialidad y la estacionalidad marcan las condiciones laborales. Solo el 43 % de los asalariados del sector hostelero tienen contratos indefinidos a jornada completa, frente al 58 % en el conjunto del mercado laboral.
Jóvenes y extranjeros, los más afectados
La precariedad afecta especialmente a jóvenes y personas migrantes. Uno de cada cuatro trabajadores del sector tiene menos de 30 años, una proporción muy superior a la media nacional. Además, el 27 % de los empleados en hostelería tienen una nacionalidad distinta a la española.
El empleo a tiempo parcial también es mucho más frecuente: un 24 % frente al 13,6 % del total del país. Esto contribuye de forma directa a mantener bajos los ingresos y reduce significativamente la estabilidad de los trabajadores.
El sector hostelero arrastra un modelo laboral que parece anclado en la temporalidad, la baja cualificación y los sueldos mínimos. A pesar de su peso económico, las condiciones laborales apenas han mejorado. Lejos de converger con otros sectores, la brecha salarial se amplía. Si bien es cierto que el empleo crece, también lo hace la desigualdad.
El reto de fondo sigue siendo el mismo: lograr que el crecimiento económico se traduzca en empleos dignos y estables. En el caso de la hostelería, esa transformación parece aún muy lejana.
Añadir nuevo comentario