Dragones de Lavapiés transforma vidas con el fútbol en el barrio

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18/11/2025 - 15:00
Equipo de Dragones de Lavapiés en el campo

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En las puertas de colegios y centros deportivos es habitual ver a madres esperando pacientemente a que sus hijos terminen sus actividades extraescolares. Pero en el barrio madrileño de Lavapiés, la rutina cambió por completo. En el club de fútbol Dragones de Lavapiés, un grupo de madres (Tania, Carlota, Michelle y otras) decidió dar un paso inesperado: en vez de quedarse al margen, se animaron a jugar al fútbol. Así nació la sección femenina del club, que hoy cuenta con varios equipos: el de mujeres adultas conocido como Madres de Dragones, un equipo de mujeres sin hogar que participa en la Homeless Cup, grupos de cantera en categorías cadete y alevín, y un equipo queer.

El nacimiento de un equipo femenino gracias a los Dragones de Lavapiés

Tania Santos, una de las impulsoras del proyecto, recuerda que todo empezó con una pregunta sencilla: “¿Y si jugamos nosotras también?”. La idea fue creciendo y pronto se convirtió en realidad. Muchas de estas mujeres nunca habían jugado al fútbol antes, algunas lo hicieron por primera vez a los 45 años. Sheila Jiménez, entrenadora del club, destaca que el entorno era seguro, cercano y con personas de su edad, lo que facilitó la creación de una auténtica comunidad en el barrio.

El club Dragones de Lavapiés no se limita al fútbol. Su sede en el corazón de Lavapiés es un referente de valores como el antirracismo, la igualdad de género y la inclusión de personas LGBTQIA+. Además, es probablemente el club más multicultural de España, con más de 50 nacionalidades representadas entre sus jugadoras y jugadores. Esta diversidad permite que convivan realidades muy distintas: desde niñas que estudian en el Liceo Francés hasta chicas racializadas de familias desestructuradas. La prioridad del club es que ninguna se quede atrás, especialmente aquellas que más lo necesitan.

Los entrenamientos en Dragones de Lavapiés no solo buscan mejorar el rendimiento deportivo, sino también crear un espacio donde todas puedan divertirse, sentirse seguras y encontrar un punto de encuentro. “Lo primero es que se diviertan, que todas jueguen y que encuentren en este club un lugar seguro”, afirma Sheila Jiménez. Para Tania, ir a entrenar es “felicidad” y “una terapia”, una experiencia que va mucho más allá del deporte.

La Homeless Cup: fútbol para todas

Uno de los pilares del proyecto es la participación en la Homeless Cup, la Copa Mundial de Fútbol Calle, que reúne a selecciones de todo el mundo compuestas por personas en situación de vulnerabilidad. Dragones de Lavapiés ha participado en ediciones mixtas y femeninas, con equipos formados por mujeres que reciben el ingreso mínimo vital, víctimas de violencia de género y mujeres que residen en centros de acogida. Para Tania, la experiencia en Basilea fue “maravillosa”, y sentir que hasta las rivales formaban parte del mismo equipo fue un momento inolvidable.

Lavapiés se ha convertido en el buque insignia de Dragones de Lavapiés. Tania asegura que gracias al fútbol ha hecho “vida de barrio” por primera vez, y su hijo también se ha integrado plenamente en la comunidad. Sheila Jiménez, residente del barrio, destaca que el club genera un sentimiento de pertenencia y reconforta a quienes participan. La pasión del barrio por su equipo es evidente: pegatinas y camisetas de Dragones se ven en muros y establecimientos, y la gente anima a quienes las llevan.

Una experiencia sanadora

Ambas coinciden en que el proyecto es una experiencia “sanadora”. “Se vive felicidad, todo son risas, motivación… A lo mejor un día sólo has dado tres patadas al balón y las cosas no salen, pero es una ilusión y un punto de encuentro, hemos hecho una red muy guay”, concluyen. Dragones de Lavapiés no solo juega al fútbol, sino que construye comunidad, promueve la inclusión y demuestra que el deporte puede ser un motor de transformación social.

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