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Las políticas medioambientales están llevando a las administraciones locales a modificar la fiscalidad en aspectos tan importantes como la tasa de basuras o el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM). Un claro ejemplo de esta tendencia lo encontramos en el Ayuntamiento de Madrid, que ha anunciado un cambio significativo en el IVTM, popularmente conocido como 'numerito', que entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2026 y cuya bonificación se basará en la etiqueta medioambiental.
En su informe anual sobre ejecución presupuestaria y cuentas de 2024, el Consistorio madrileño reconoció un descenso en lo recaudado por este impuesto, que alcanzó los 140 millones de euros, 386.000 euros menos que en el ejercicio anterior. Esta "sangría económica", según reconocen fuentes municipales, se debe "al incremento de vehículos bonificados por baja contaminación y a la disminución del número de vehículos de mayor potencia fiscal", una bajada que, no obstante, contrasta con el superávit de 483 millones de euros y un remanente de tesorería de 754 millones en las cuentas de 2024. El objetivo es que la recaudación futura refleje mejor el impacto ambiental real, utilizando para ello la etiqueta medioambiental de la DGT.
Para compensar esta pérdida de recaudación y, sobre todo, para fomentar la descarbonización de su parque móvil, la corporación presidida por el popular José Luis Martínez-Almeida ya ha anunciado un importante cambio en la configuración de esta tasa que, a partir del 1 de enero de 2026, tendrá en cuenta la etiqueta medioambiental de la DGT y no el tipo de motor o el carburante que emplee.
Pagar más por contaminar más: La clave es la etiqueta medioambiental
A partir del 1 de enero de 2026, los residentes en la capital pagarán el IVTM no según el tipo de motor y carburante, sino en base a las etiquetas ambientales. Este criterio, recogido en las nuevas ordenanzas fiscales para 2026 en fase de tramitación, tiene como objetivo principal "reducir la contaminación generada por los vehículos de motor".
Esta medida será pionera en España al modificar el criterio para aplicar las bonificaciones de este tributo. El nuevo modelo utilizará los distintivos ambientales, las etiquetas, que describen mejor lo que contaminan los vehículos, sustituyendo al actual sistema basado en el tipo de motor y carburante. De esta forma, se coordinan los criterios utilizados en el IVTM y la tasa SER (Servicio de Estacionamiento Regulado), que también se basa en las etiquetas medioambientales de los vehículos.
Este ajuste normativo afectará a casos concretos como los híbridos enchufables, cuya bonificación será distinta en función de si su autonomía eléctrica es mayor o no a 40 kilómetros. Además, se incorpora una bonificación específica del 50 % a los vehículos menos contaminantes de las grandes flotas (CERO, ECO Y C) si matriculan sus vehículos en Madrid y renuevan anualmente un porcentaje de estos por otros con etiquetas medioambientales menos contaminantes. Con esta medida se pretende "combatir la deslocalización de las flotas de vehículos" que operan en la capital, pero están matriculados en otros municipios.
Revisión de los distintivos DGT: Una nueva realidad para la etiqueta medioambiental
Este cambio en Madrid se acelerará en los próximos meses, alineado con otros ayuntamientos y con la nueva Ley de Movilidad Sostenible. La normativa que se debate en el Senado obliga a revisar y actualizar el sistema de etiquetas medioambientales de la DGT, trasladando la clasificación desde una base puramente tecnológica a una evaluación más ligada a las emisiones reales y la evolución tecnológica de los vehículos.
El impacto en los nuevos vehículos podría ser importante. Por ejemplo, los híbridos enchufables podrían perder la etiqueta medioambiental CERO si su autonomía eléctrica es inferior a 40 km, o pasar a la ECO si está entre 40 y 90 km (WLTP). Solo mantendrían la CERO si superan los 90 km. Los híbridos ligeros (microhíbridos) podrían perder la etiqueta ECO, mientras que los coches eléctricos 100 % mantendrán la etiqueta CERO.
Está previsto que el nuevo sistema esté definido antes de mayo de 2026, con una entrada en vigor progresiva. Sin embargo, los conductores que ya dispongan de un vehículo con su correspondiente etiqueta medioambiental pueden estar tranquilos, ya que el cambio no tendrá carácter retroactivo y solo afectará a aquellos matriculados a partir de la entrada en vigor de la nueva normativa.
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