Nueve de cada diez anuncios dirigidos a niños corresponden a productos no saludables, alimentos con una valoración D o E en la clasificación NutriScore, algo inadmisible ante el aumento de la obesidad infantil.
La prevalencia de obesidad es casi el doble en los escolares de familias con menor nivel de ingresos con respecto a las de mayor nivel y se sitúa en un 23,2 % frente al 11,9 %.