El encarecimiento de la comida por la Covid-19, la sequía y los desplazamientos forzosos son la causa de que tanta población se enfrente a niveles de hambre críticos.
Un estudio científico ha dado lugar a un proyecto llamando Baby’s First Years, el cual ha demostrado cómo las altas tasas de pobreza pueden llegar a afectar a los niños en el desarrollo de la actividad cerebral.