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Marc Vidal, analista económico, alerta sobre la importancia de la pobreza subjetiva: un indicador que revela cómo los ciudadanos perciben su situación económica y su relación con las instituciones, y que evidencia que hay más personas en dificultades de las que oficialmente se reconocen.
La percepción de la pobreza subjetiva más allá de los números
El economista Marc Vidal explicó en el programa Herrera en COPE, durante la sección Salida de Emergencia, un concepto que va más allá de los datos tradicionales: la pobreza subjetiva. Según Vidal, este indicador refleja cómo los ciudadanos perciben su situación económica y su relación con las instituciones. No se trata solo de cuánto se gana, sino de la sensación de inseguridad y desconfianza que acompaña a la vida cotidiana. "Hay personas que trabajan y se esfuerzan, pero sienten que nunca logran estabilidad ni movilidad social", señala el analista.
Esta visión complementa los indicadores clásicos de pobreza, que miden ingresos, empleo o riesgo de exclusión social, y permite comprender el estado anímico de la población. La pobreza subjetiva pone el foco en la percepción de vulnerabilidad y en la sensación de que el esfuerzo individual no siempre se traduce en mejoras tangibles.
España y la percepción de vulnerabilidad
Los datos de Eurostat muestran que, mientras en países como Alemania o Países Bajos apenas un 8 % de la población se percibe en situación de precariedad, en España este porcentaje asciende al 21,9 %. Según Vidal, esta cifra refleja un "permanente sentimiento de inseguridad económica", mucho más elevado que la media europea, que se sitúa en el 17,4 %. Grecia es el caso más extremo, con un 66 % de personas que se consideran en dificultades económicas.
El experto destaca que la percepción de escasez se intensifica en países con altos niveles de corrupción. El Índice de Percepción de la Corrupción muestra que naciones donde los ciudadanos desconfían de las instituciones, como Bulgaria, Rumanía, Grecia y España, coinciden con un mayor número de personas que sienten inseguridad económica.
La sensación de vulnerabilidad no siempre refleja la pobreza objetiva, pero afecta profundamente al bienestar y a la confianza social.
La paradoja entre percepción y realidad
Aunque la pobreza subjetiva se sitúa en torno al 22 % en España, los indicadores oficiales muestran una realidad aún más preocupante. El índice AROPE, que mide el riesgo de pobreza y exclusión social, indica que el 26,5 % de la población española se encuentra en esta situación, lo que equivale a más de 12 millones de personas. Esta diferencia genera lo que Vidal llama una "paradoja inquietante": hay más personas en situación de necesidad de las que reconocen estar en esa situación.
Este desfase sugiere dos posibilidades: o la población se adapta a condiciones económicas difíciles y minimiza sus carencias, o no percibe claramente su propia realidad económica. En ambos casos, la pobreza subjetiva se convierte en un indicador crucial para entender la dinámica social y emocional del país.
Más allá de los números
La relevancia de medir la pobreza de estas características radica en que permite identificar sentimientos de frustración, desconfianza y vulnerabilidad que no aparecen en las estadísticas tradicionales. Vidal explica que esta percepción de precariedad influye en el consumo, en la confianza en las instituciones y en la cohesión social.
Finalmente, el análisis revela que la pobreza subjetiva y la pobreza objetiva no siempre coinciden, pero ambas son esenciales para diseñar políticas económicas efectivas. La diferencia entre lo que la gente percibe y lo que realmente vive puede marcar la diferencia entre un país resiliente y uno con tensiones sociales crecientes. Vidal insiste en que atender la percepción ciudadana es clave para generar confianza y seguridad económica.
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