Los jóvenes no se separan del móvil, sobre todo de la aplicación de Instagram y sus conocidos filtros. Esto termina afectando a la salud mental de una persona con complejos en su vida.
Belarra afirmó que los medios de comunicación y las redes sociales tienen la “responsabilidad” de no permitir que los emisores “usen sus canales para propagar el veneno que luego acaba convirtiéndose en violencia”.