Dimite el presidente del Banco Central argentino en plenas gestiones con el FMI

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25/09/2018 - 20:43
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Buenos Aires, 25 sep (EFE).- El presidente del Banco Central de Argentina (BCRA), Luis Caputo, que asumió su cargo hace tres meses, renunció hoy en medio de la crisis económica que vive el país y cuando el Gobierno de Mauricio Macri renegocia con el FMI el crédito de 50.000 millones de dólares otorgado en junio.

Se trata de la segunda dimisión de la máxima autoridad de la entidad en 2018, el mismo día en que se celebra la cuarta huelga general contra la política económica del Ejecutivo, en la que protestan de forma especial contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Un escueto comunicado del BCRA detalla que Caputo presentó su renuncia a Macri -que está en Nueva York para participar de la Asamblea de las Naciones Unidas- por "motivos personales" y con la convicción de que el nuevo acuerdo con el organismo que dirige Christine Lagarde "restablecerá la confianza acerca de la situación fiscal, financiera, monetaria y cambiaria" del país.

Caputo había asumido el cargo el 14 de junio pasado tras un año y medio como ministro de Finanzas y después de la renuncia del anterior presidente del Banco, Federico Sturzenegger. Su sustituto será el economista Guido Sandleris, hasta ahora secretario de Política Económica.

La noticia no provocó vaivenes en los mercados bursátiles pero sí impactó en los cambiarios, al llevar el precio del dólar de los 37,90 pesos a los que cerró el lunes a los 39,70 en los que se situaba a mediodía de hoy.

Este cambio al frente del Banco Central, que se suma a los realizados en los últimos meses -especialmente la reducción a menos de la mitad del número de ministerios-, se da en un delicado contexto económico en Argentina.

La fuerte sequía que a principios de año afectó a la producción agrícola -uno de los motores de Argentina-, sumada a la subida de los precios internacionales del petróleo y la abrupta depreciación del peso por el aumento de tasas en Estados Unidos y la consecuente fuga de capitales a ese país han producido fuertes desequilibrios en la economía, que entró en recesión en el segundo trimestre.

Para hacer frente a la devaluación y acometer más rápidamente las reformas con el fin de reducir el alto déficit fiscal, el Ejecutivo de Macri pidió en mayo pasado ayuda al FMI.

El agravamiento de la caída del peso ante el dólar a partir de agosto llevó al país a reiniciar con el organismo negociaciones -que todavía continúan- para acelerar los cobros del préstamo firmado y, previsiblemente, ampliar la cuantía.

"Seguimos trabajando para tener un buen acuerdo que funcione de tal forma de despejar la incertidumbre que puedan tener los inversores sobre el programa financiero de la Argentina. Es mucho más importante un uso muy inteligente del programa que el tamaño de los fondos en sí", dijo ayer en Nueva York el ministro de Economía, Nicolás Dujovne.

Macri compartió anoche en Nueva York con Lagarde una mesa en la cena de gala del Atlantic Council, dedicado a la cooperación entre Estados Unidos y Europa, durante la que recibió un galardón como "Ciudadano Global 2018" por su labor al servicio de la cooperación internacional.

"Con Christine debo confesar que hemos iniciado una gran relación desde hace algunos meses. Espero que funcione muy bien y que lleve a que todo el país termine enamorado de Christine", dijo el mandatario conservador.

El Gobierno apuesta a este acuerdo con el FMI, junto con su "austero" proyecto de Presupuesto Nacional para 2019 que ya debate el Congreso -ambos criticados por los sindicatos por advertir en ellos fuertes ajustes-, como los puntales para salir de la crisis.

"Esperamos continuar nuestra estrecha y constructiva relación con el BCRA bajo el liderazgo de Guido Sandleris", declaró hoy en un comunicado el portavoz del FMI Gerry Rice, que detalló que tanto el Fondo como Argentina continúan trabajando "intensamente" para concluir las conversaciones a nivel técnico "en muy poco tiempo".

El pasado 7 de septiembre, Caputo había asegurado que los mercados se encaminaban hacia una mayor tranquilidad y que el país "va a salir bien" de la "tormenta" que afronta.

Durante su gestión, el BCRA ha sido clave para afrontar la caída del peso -más de un 50 % en lo que va de año-, interviniendo en forma directa en los mercados y usando la tasa de interés, que a finales de agosto se elevó del 45 a un inédito 60 % ante el riesgo de que la devaluación implicase un mayor impacto sobre la ya de por sí elevada inflación.

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