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Cada verano, enormes ballenas cruzan las costas de Alicante en una migración tan inesperada como espectacular. Estos gigantes marinos, visibles desde tierra firme, han convertido el litoral levantino en uno de los mejores lugares de Europa para observar rorcuales en libertad.
El paso silencioso de los gigantes: las ballenas que cruzan la costa de Alicante
Cada verano, un espectáculo natural único se da cita frente a las costas del Levante español. Decenas de rorcuales comunes, el segundo animal más grande del planeta, atraviesan el Mediterráneo rumbo al Atlántico. Aunque su origen exacto es incierto, los expertos creen que provienen del mar de Liguria o el golfo de León. Lo que sí está claro es que, desde hace casi dos décadas, es posible observar su imponente silueta frente a lugares como Dénia o Jávea.
Durante su migración, los cetáceos emergen a la superficie para respirar, dejando al descubierto su enorme lomo y, a veces, regalando saltos espectaculares que maravillan a los observadores.
Estos avistamientos de rorcuales se producen en pequeños grupos de entre uno y cinco individuos, aunque ocasionalmente se superan récords, en junio de 2025, por ejemplo, se divisaron doce ejemplares en un solo día.
Antonio Martínez, técnico ambiental marino, fue uno de los primeros en notar la presencia constante de estos animales en aguas alicantinas. Según explica, hace 18 años comenzó a avisar a biólogos especializados en cetáceos al notar que los avistamientos no encajaban con lo que se sabía sobre la distribución del rorcual en el Mediterráneo.
Gracias a su insistencia, investigadores como Juan Antonio Raga o Eduardo Degollada comenzaron a estudiar el fenómeno. Con los años, el seguimiento se ha intensificado y ha permitido comprender mejor este inesperado comportamiento migratorio.
¿Cómo son los rorcuales comunes?
El Balaenoptera physalus puede alcanzar los 25 metros de largo y superar las 70 toneladas de peso. A pesar de su tamaño, se mueve con elegancia por el mar. Su dieta consiste en grandes cantidades de pequeños peces, calamares y kril, que filtra con las barbas de su boca. Un ejemplar adulto puede consumir más de dos toneladas de alimento al día.
Como mamíferos que son, amamantan a sus crías con leche rica en grasa, permitiendo que crezcan rápidamente durante los primeros meses de vida.
Aún no hay una respuesta definitiva. Algunos científicos apuntan al calentamiento del mar como causa probable. El aumento de temperatura en sus áreas de alimentación tradicionales podría estar empujando a estos animales a explorar nuevas rutas. El uso de hidrófonos ha permitido detectar vocalizaciones de rorcuales en la costa de Dénia durante todo el año, lo que sugiere que algunos podrían haberse asentado en esta zona.
Un ecosistema que necesita protección
Pese a su tamaño, los rorcuales son vulnerables. Las colisiones con embarcaciones constituyen una grave amenaza. Afortunadamente, el Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo, entre la Comunidad Valenciana y Baleares, ha sido declarado Área Marina Protegida. Esto permite establecer medidas para proteger a estas especies del tráfico marítimo.
La colaboración ciudadana, con proyectos como los de EDMAKTUB o Eucrante, es esencial para el monitoreo de estos cetáceos. Y es que observar rorcuales desde la costa no solo es un privilegio, sino también es una llamada a cuidar el mar que compartimos con ellos.
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