Más del 80 % de las muertes relacionadas con el calor previstas en Oriente Medio y el norte de África a finales de este siglo podrían evitarse si el calentamiento global se limitara a dos grados.
Detectar esas señales, diagnosticar el autismo e intervenir de forma precoz es clave para apoyar el desarrollo, potenciar las fortalezas y mejorar la calidad de vida de los niños y niñas con autismo y de sus familias.