Los supositorios: aplicaciones y mitos

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10/03/2024 - 11:30
Caja de supositorios

Lectura fácil

Hay numerosos mitos sobre los supositorios, pero lo cierto es que aunque no siempre sean nuestra elección principal, son una alternativa valiosa en ciertas circunstancias médicas. El farmacéutico Pablo Caballero, divulgador científico del Consejo General de Colegios Farmacéuticos explica que “están compuestos por uno o más principios activos” ofrecen absorción efectiva, especialmente en casos de vómitos o dificultades para tragar.

¿Cómo se colocan los supositorios?

La correcta administración es esencial. Según el farmacéutico, “La incomodidad asociada a la administración rectal provoca que los pacientes suelan preferir otras vías, generalmente la vía oral”.

Caballero recomienda minimizar la manipulación y lavarse las manos antes y después de la inserción de los supositorios para no contaminar el fármaco. En cuanto a su posición, aconseja recostarse de lada con una pierna doblada y la otra estirada o ponerse de cuclicllas. A continuación, introducir el supositorio y evitar la defecación inmediata son prácticas cruciales.

No son exclusivos para niños

Los supositorios no son únicamente para los niños, aunque muchas personas tengan reparo en utilizarlos, tienen una variedad de aplicaciones médicas. Suele ser habitual que en niños se salgan, por lo que se aconseja introducirlo por el lado plano. También es bastante usado en personas con incapacidad física o en hospitales en pacientes que se encuentran inconscientes.

Se emplean localmente para aliviar síntomas específicos como colitis ulcerosa o hemorroides y también tienen aplicaciones sistémicas, como el tratamiento del dolor o la fiebre.

¿Dónde debemos mantenerlos?

No es necesario mantenerlos en la nevera, ya que normalmente pueden conservarse a temperatura ambiente, siempre que no se encuentren por encima de los 30 grados centígrados o por debajo de los 25 grados centígrados.

Ante cualquier duda, se deben leer las indicaciones de conservación del prospecto o consultar a un farmacéutico, ya que según Caballero “los supositorios son bastantes sensibles al aumento de temperatura”. Por lo que podemos decir que es importante almacenarlos correctamente para garantizar su efectividad y seguridad.

¿Para qué usarlos?

Los supositorios se emplean por su acción local y efectiva. Según el especialista, a nivel local se emplea para las hemorroides o colitis ulcerosa, ya que “la acción mecánica se aprovecha en los casos destinados a provocar la evacuación de intestino grueso, siendo habitual su uso ante un estreñimiento, pues irritan la mucosa rectal y favorecen el peristaltismo por efecto reflejo".

En España, hay una amplia gama de estos artilugios con diferentes principios activos para diversas condiciones, siendo el más común el de glicerina y sirviendo desde el estreñimiento hasta la migraña. Además de para tratar espasmos abdominales, afecciones respiratorias, la tos o el asma, así como la fiebre, ya que contienen antiinflamatorios como la indometacina, indicados en tratamientos de dolor agudo. También se usa en su forma el paracetamol.

Podemos decir que los supositorios, a pesar de los mitos y malentendidos, son una herramienta importante en el arsenal terapéutico, ofreciendo opciones efectivas para el tratamiento de diversas dolencias médicas.

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