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El coordinador de Ayuda de Emergencia de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Tom Fletcher, condenó los ataques rusos contras los civiles en Ucrania en la reunión del Consejo de Seguridad respecto al Mantenimiento de la Paz y la Seguridad de Ucrania.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha verificado la muerte de al menos 12.910 civiles, entre ellos 682 niños, y las lesiones de casi 30.700 en toda Ucrania desde el 24 de febrero de 2022 hasta el 31 de marzo de 2025.
De los 13 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en toda Ucrania, la mayoría son mujeres, niños, personas mayores y con discapacidad. Casi 3,7 millones de personas siguen desplazadas.
La población civil en el centro del sufrimiento en Ucrania
Los ataques con drones siguen causando víctimas civiles y asolando ciudades, destruyendo centros de salud, bloques de apartamentos, escuelas y parques infantiles.
Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, la guerra en Ucrania ha dejado una profunda huella humanitaria. A medida que el conflicto se prolonga, los informes de ataques deliberados e indiscriminados contra civiles se acumulan, configurando un patrón sistemático de violaciones graves del derecho internacional. La comunidad internacional observa con preocupación cómo infraestructuras civiles como hospitales, escuelas, viviendas y redes eléctricas son blanco frecuente de bombardeos.
Según organismos de derechos humanos y la ONU, miles de civiles han perdido la vida, y muchos más han resultado heridos o desplazados. Estos ataques, lejos de ser incidentes aislados, parecen formar parte de una estrategia bélica que ignora completamente la protección de la población civil exigida por las leyes internacionales.
El bloqueo de ayuda humanitaria ha dejado vulnerables a aproximadamente 1,5 millones de civiles en las regiones de Donetsk, Kherson, Luhansk y Zaporizhzhia, que están bajo ocupación rusa.
“El derecho internacional humanitario exige que las partes faciliten el paso rápido y sin obstáculos de la ayuda humanitaria para los civiles necesitados”, declaró Fletcher.
Crímenes de guerra y responsabilidad internacional
La legislación humanitaria internacional, incluida la Convención de Ginebra, prohíbe de forma clara los ataques dirigidos contra civiles o infraestructuras esenciales para su supervivencia. Sin embargo, desde el inicio de la invasión, se han documentado numerosos incidentes que podrían constituir crímenes de guerra.
Bombardeos a hospitales, ataques con misiles a zonas residenciales densamente pobladas y el uso de armas prohibidas son algunas de las acciones denunciadas. Organismos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Corte Penal Internacional están reuniendo pruebas que podrían llevar a la persecución de responsables a nivel internacional, tanto en el plano político como militar.
Consecuencias humanitarias devastadoras
Además de la pérdida de vidas, el impacto psicológico y social sobre la población ucraniana es inmenso. Familias enteras han sido desplazadas, niños y niñas crecen en refugios improvisados bajo tierra y millones de personas enfrentan la guerra con acceso limitado a comida, agua, medicamentos o electricidad.
La destrucción de viviendas y servicios básicos genera un sufrimiento prolongado que no cesa con el final de cada ataque. Las personas mayores, con discapacidad o enfermas son especialmente vulnerables en este contexto, donde la ayuda humanitaria es limitada por la inseguridad constante.
A pesar del horror, la resiliencia de la población en Ucrania es admirable. Comunidades enteras colaboran para reconstruir lo perdido, voluntarios reparten alimentos y ayuda médica, y el espíritu de resistencia sigue intacto. Pero este patrón de destrucción sistemática debe cesar. El respeto por la vida civil no puede ser una opción; debe ser una exigencia innegociable.
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