La UE fija reducción del 90 % de sus emisiones netas de CO2 para 2040

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11/12/2025 - 09:01
Emisiones de un vehículo

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El Parlamento Europeo y los Estados miembros, representados a través del Consejo de la Unión Europea, sellaron este miércoles un pacto trascendental que redefinirá la economía y la industria del continente durante las próximas décadas. En un acuerdo provisional que ahora deberá ser adoptado formalmente, ambas instituciones han fijado un nuevo objetivo climático jurídicamente vinculante: la Unión Europea deberá reducir un 90 % sus emisiones netas de gases de efecto invernadero para el año 2040, tomando como referencia los niveles de 1990.

Este ambicioso movimiento legislativo busca consolidar la posición de Europa como líder mundial en sostenibilidad y asegurar el cumplimiento del Acuerdo de París. El núcleo de la estrategia se basa en una gestión rigurosa de las emisiones netas de CO2, garantizando que la transición ecológica no solo sea una aspiración política, sino una obligación legal. La Eurocámara y los Veintisiete han refrendado así el pacto político que los ministros de Medio Ambiente alcanzaron el pasado 5 de noviembre, en la antesala de la cumbre climática COP30 celebrada en Belém (Brasil).

Hacia la neutralidad climática en 2050

La modificación de la Ley Europea del Clima, que entrará en vigor tras su publicación en el Diario Oficial de la UE, actúa como un puente vital hacia el objetivo final: que la Europa comunitaria sea climáticamente neutra para mediados de siglo. Esto implica un equilibrio perfecto donde las emisiones netas de CO2 y otros gases que se expulsen a la atmósfera sean totalmente compensadas por aquellas que absorben los sumideros naturales, como los bosques y los mares, o mediante tecnologías de captura de carbono.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, celebró el acuerdo destacando la rapidez de la ejecución política. “Hoy, la UE demuestra su firme compromiso con la acción climática y el Acuerdo de París. Un mes después de la COP30, hemos pasado de nuestras palabras a la acción”, declaró. Para el Ejecutivo comunitario, este nuevo marco no es solo una restricción ambiental, sino una herramienta económica que ofrece "certeza a los inversores" para impulsar la competitividad industrial y la independencia energética, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles externos.

Flexibilidades y el control de las emisiones netas de CO2

El acuerdo no es rígido, sino que introduce mecanismos para proteger la economía europea. Conscientes de que la transición ecológica y la competitividad deben ir de la mano, los negociadores han incluido salvaguardias propuestas por la Comisión. En este sentido, el control de las emisiones netas de CO2 contará con ciertas flexibilidades para evitar el estrangulamiento de sectores clave.

Una de las novedades más destacadas es la posibilidad de utilizar créditos de carbono internacionales. A partir de 2036, hasta un 5 % de la reducción exigida podrá proceder de créditos de alta calidad de países socios. Esto significa que, en la práctica, el esfuerzo doméstico puro supondría una rebaja de las emisiones nacionales del 85 %, mientras que el 5 % restante se lograría mediante la cooperación internacional para mitigar las emisiones netas de CO2 a nivel global. Además, se contempla una fase piloto entre 2031 y 2035 para fomentar un mercado internacional de créditos de alta integridad.

La normativa también permite flexibilidad entre sectores industriales. Si un sector específico enfrenta dificultades técnicas o económicas insalvables para reducir sus emisiones netas de CO2, un país miembro podrá compensar esas deficiencias con los avances de otro sector, asegurando que el progreso conjunto de la nación no se detenga.

Revisión científica y aplazamiento del ETS2

El texto acordado establece un sistema de vigilancia constante. Habrá una evaluación bienal que considerará las últimas evidencias científicas y los avances tecnológicos disponibles. La Comisión Europea se compromete a realizar revisiones futuras para evaluar el impacto en la competitividad de las industrias, la evolución de los precios de la energía y el estado de las absorciones.

Finalmente, como medida de alivio para los ciudadanos y las pequeñas empresas, el acuerdo pospone la aplicación del nuevo sistema de comercio de emisiones (ETS2). Este sistema, que afectará a los edificios, el transporte por carretera y la pequeña industria, retrasará su entrada en vigor de 2027 a 2028, otorgando un año más de margen para la adaptación. Con este pacto, Bruselas envía un mensaje claro: la ruta hacia la eliminación de las emisiones netas de CO2 es irreversible, pero se transitará con pragmatismo y flexibilidad.

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