El caso de Dante: un niño con discapacidad que sufrió acoso escolar durante tres años

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04/05/2023 - 09:42
Dante tiene 14 años y sufrió bullying durante tres años.

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Los números muestran que un gran porcentaje de estudiantes con discapacidad, en concreto el 80 %, han sido víctimas de acoso escolar según los datos del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD).

Este acoso suele ocurrir mayoritariamente en escuelas comunes. El acoso escolar es una de las principales causas por las cuales los padres de niños con discapacidad deciden cambiar a sus hijos de escuela, e incluso de tipo de educación, porque el acoso es mucho menos frecuente, de alrededor del 2,6 %, en centros de educación especial.

Más allá de los números, detrás de las estadísticas se encuentran personas, especialmente menores de edad, quienes junto a sus familias sufren situaciones dolorosas que pueden afectarlos de por vida. Esta semana leíamos en 20Minutos el caso de Dante, la historia de un adolescente de 14 años que, según su madre Bárbara, ha pasado por un "auténtico calvario" durante tres años que nos gustaría compartir en nuestro diario para poder llegar al mayor número de personas posible.

Entre otras cosas, la enfermedad a Dante le provoca una discapacidad intelectual entre leve y moderada, pero acude a un colegio ordinario

Dante nació con una enfermedad genética, y aunque fue diagnosticado en Londres debido al trabajo de su padre, la familia decidió regresar a España para que fuera atendido en el Hospital Sant Joan de Deu en Barcelona. Bárbara dejó de trabajar para cuidarlo y, en lugar de llevarlo a la escuela infantil o a una guardería, lo inscribió directamente en el colegio ordinario con unidades de soporte a la educación especial para ayudar en su discapacidad intelectual y lenguaje oral.

Sin embargo, durante tres años, Dante sufrió acoso escolar por parte de sus compañeros. Al principio no hubo problemas con otros niños debido a su edad, pero sí sintieron discriminación cuando no le permitieron hacer varias actividades que los niños de su clase sí que harían.

Después de mudarse a Luxemburgo debido al trabajo de su padre en una institución europea, Dante asistió a la sección española de la escuela europea durante los primeros años de primaria. Aunque allí no experimentó acoso escolar, tampoco se sentía cómodo pero no estaba aprendiendo adecuadamente. En ocasiones, otros niños se metían con él.

Después de algunos años con poca productividad académica pero sin problemas sociales, Dante comenzó a vivir una pesadilla cuando regresaron a Barcelona

Sus padres decidieron que continuaría su escolarización en un colegio ordinario que también tenía una aula USEE y ofrecía Bachillerato, para evitar tener que cambiar de colegio.

El colegio les había sido recomendado como el mejor de la zona, pero el acoso escolar comenzó casi de inmediato y se intensificó a lo largo de tres años, desde cuarto hasta sexto grado, lo que convirtió su vida en un completo calvario. Los niños mayores le hicieron la vida imposible y la intensidad del acoso fue en aumento.

A Bárbara todavía le duele recordar todo lo que le hicieron a su hijo Dante

Al principio, fueron burlas y algunas bromas de mal gusto, pero luego se volvió más violento, incluyendo torcerle los brazos y los dedos, bajarle los pantalones en clase y cortarle el pelo.

La escuela no hizo nada a pesar de que la familia proporcionaba informes psicológicos regulares que especificaban que Dante era altamente vulnerable y necesitaba supervisión constante.

Finalmente, la familia decidió que Dante solo asistiría a la escuela por la mañana y no se quedaría a almorzar. Sin embargo, Dante estaba aislado durante el recreo y a menudo era intimidado. Un día, un grupo de 20 niños lo atacó con una botella, y la familia finalmente decidió buscar una nueva escuela.

La familia se mudó a Madrid e inscribió a Dante en un colegio más apropiado llamado "El cole de Celia y Pepe" de la Fundación Querer. En los últimos dos años, Dante ha hecho enormes progresos y ha aprendido a leer, escribir e incluso jugar fútbol terapéutico, lo que antes era imposible debido a su problema óseo.

Aunque Dante todavía tiene que recuperarse, ha hecho muchos amigos y ha mejorado su autoestima. Bárbara lamenta no haber tomado esta decisión antes y admite que la experiencia de Dante afectó a toda la familia, incluyendo a sus hermanas. Sin embargo, Dante ahora está emocionado por ir a la escuela y la familia está agradecida por los cambios positivos que han visto en él.

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