¿Son seguros los juguetes con IA? Desafíos y riesgos para los menores

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19/12/2025 - 16:30
juguetes con IA

Lectura fácil

La inteligencia artificial (IA) continúa su avance imparable, redefiniendo industrias, optimizando procesos y conquistando cada vez más ámbitos de nuestra vida cotidiana. Estos avances tecnológicos no dejan de sorprender por sus capacidades, pero su rápida integración también puede suponer importantes riesgos, especialmente cuando el público objetivo son los menores de edad. Este es el caso preocupante de la nueva generación de juguetes interactivos: los peluches con IA integrada.

Bajo una apariencia absolutamente inofensiva, tierna y diseñada para atraer a los niños, estos dispositivos esconden una tecnología compleja capaz de simular una interacción casi humana. Gracias a bots conversacionales, estos juguetes responden a preguntas, reaccionan a sugerencias y aprenden de sus pequeños dueños. Sin embargo, detrás de la fascinación inicial, los especialistas levantan la voz de alarma sobre las consecuencias de introducir juguetes con IA en el desarrollo temprano.

La trampa emocional de la interacción "real"

El principal peligro radica en la inmadurez cognitiva de los niños para distinguir la realidad de la ficción tecnológica. Mientras que un adulto entiende que interactúa con un algoritmo, un niño pequeño puede desarrollar un vínculo confuso. Estos juguetes con IA están programados para parecer empáticos y receptivos, lo que, según advierten los especialistas, puede crear problemas emocionales significativos.

Silvi Álava, psicóloga infantil, señala el núcleo del problema: "Pueden creerse que el peluche realmente tiene vida y que está interaccionando con ellos". Al dotar de atributos humanos a una máquina, los menores pueden hacerles todo tipo de preguntas íntimas o buscar consuelo en ellos, desplazando las interacciones sociales reales y generando una dependencia de una "inteligencia" que no siente ni padece, distorsionando su entendimiento de las relaciones afectivas.

El vacío legal de los juguetes con IA en el mercado global

Actualmente, existe una brecha importante entre la disponibilidad de estos productos y la regulación que garantiza su seguridad. En España, la venta física en jugueterías tradicionales está muy restringida por las normativas de seguridad europeas. Sin embargo, el comercio online es una puerta abierta. A través de páginas webs internacionales, los padres pueden adquirir fácilmente estos juguetes con IA, a menudo sin ser conscientes de los riesgos que introducen en casa.

Las cifras son alarmantes. Se estima que más del 90 % de los juguetes tecnológicos comprados en este tipo de plataformas digitales no pasarían los estándares de seguridad básicos exigidos en la Unión Europea. Pablo Busó, del Instituto de Tecnología del Producto Infantil, subraya la necesidad de una actualización normativa urgente: "Tenemos que ver hacia dónde evoluciona el sector para ver cómo se va regulando esa normativa". Mientras tanto, el mercado digital sigue inundándose de estos dispositivos sin un control exhaustivo.

Privacidad en riesgo y contenidos peligrosos

Más allá del impacto psicológico y la seguridad física del producto, los juguetes con IA suponen un desafío mayúsculo a la hora de proteger los datos de los más pequeños. Estos juguetes suelen incorporar micrófonos y conexión a internet para procesar la información y responder.

Ramón Arnó, abogado especialista en entorno digital, advierte sobre funcionalidades como la geoposición en el juguete, que puede fijar "con mayor precisión la actividad de un menor en un sitio concreto", exponiendo información sensible a terceros desconocidos. Además, los filtros de contenido a veces fallan estrepitosamente. Un ejemplo extremo ocurrió en Estados Unidos, donde se vieron obligados a retirar del mercado un modelo de peluche que, debido a fallos en su programación de IA, comenzó a mantener conversaciones sobre sexo y armas con niños pequeños.

La fascinación por la innovación no debe eclipsar la prudencia. La entrada de los juguetes con IA en los hogares requiere una supervisión parental estricta y una regulación que obligue a los fabricantes a priorizar la seguridad emocional y digital del menor por encima de la novedad tecnológica. Hasta entonces, estos juguetes con IA seguirán siendo un arma de doble filo en manos inocentes.

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