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La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, ha dado un paso adelante en la conservación de los ecosistemas marinos con el desarrollo de un proyecto piloto centrado en los fondeos ecológicos. Estos dispositivos, utilizados principalmente por embarcaciones de recreo y actividades subacuáticas, tienen la misión de evitar el daño a fondos marinos sensibles, como las praderas de fanerógamas, esenciales para la biodiversidad.
Actualmente, Andalucía cuenta con aproximadamente cien fondeos ecológicos distribuidos en enclaves de la Red Natura 2000 marina y litoral. Estas infraestructuras están diseñadas para minimizar el impacto ambiental mediante sistemas de anclaje específicos que combinan elementos mecánicos (como tacos químicos y pernos) con boyas flotantes, todo ello adaptado a distintos tipos de fondo marino, ya sea de arena, roca o cubierto por posidonia.
Un modelo andaluz de gestión, en construcción que comienza por los fondeos ecológicos
Con la intención de construir un modelo de gestión propio que garantice tanto la conservación del litoral como la sostenibilidad económica de los sistemas de amarre, la Consejería organizó una jornada técnica en la que participaron expertos de comunidades como Cataluña, Valencia, Baleares y Murcia. El encuentro sirvió como espacio para compartir experiencias y estrategias de gobernanza en el uso y mantenimiento de estos fondeos ecológicos.
Estas regiones llevan años desarrollando modelos alternativos de gestión y su participación ha sido clave para evaluar qué prácticas podrían ser replicables o adaptadas a la realidad andaluza. El objetivo es claro: optimizar la eficacia de los fondeos, fomentar la participación de la ciudadanía y asegurar la protección de hábitats vulnerables.
Un enfoque colaborativo y descentralizado
El evento, celebrado en formato virtual, incluyó también talleres provinciales con el fin de adaptar los modelos expuestos a las particularidades de cada zona costera andaluza. Desde la Consejería se subraya la importancia de que este proceso de fondeos ecológicos sea participativo, involucrando no solo a las administraciones públicas, sino también a los actores sociales y económicos relacionados con el mar.
En las sesiones han intervenido representantes de una amplia variedad de instituciones: desde el Servicio de Espacios Naturales Protegidos de la propia Junta y la Agencia Pública de Puertos de Andalucía, hasta miembros de la Guardia Civil, Capitanías Marítimas, el Ministerio para la Transición Ecológica y organizaciones civiles como clubes de buceo, empresas náuticas, asociaciones científicas y usuarios habituales de fondeos.
El marco europeo: Proyecto Life IP Intemares
Esta iniciativa andaluza se enmarca en el ambicioso proyecto europeo Life IP Intemares, financiado por la Unión Europea dentro del programa LIFE. El propósito de este proyecto, que se desarrollará hasta 2025, es constituir una red de Áreas Marinas Protegidas (AMP) que estén bien gestionadas, con el objetivo de conservar la biodiversidad marina y asegurar los servicios ecosistémicos.
Entre sus líneas de acción junto con los fondeos ecológico, se incluyen la restauración de hábitats marinos degradados, el seguimiento científico de los ecosistemas, el refuerzo de los mecanismos de vigilancia y control, así como el fomento de la participación local mediante la implicación de pescadores, entidades científicas y comunidades costeras.
Además, Intemares busca dotarse de herramientas tecnológicas que permitan adaptar la gestión marina a los efectos del cambio climático y las presiones derivadas de la actividad humana. De este modo, se persigue una convivencia equilibrada entre la conservación de la naturaleza y el desarrollo de actividades sostenibles como el ecoturismo o la pesca artesanal.
Una hoja de ruta hacia el futuro
El proyecto piloto que impulsa Andalucía representa un primer paso hacia un sistema propio de gestión de fondeos ecológicos que combine eficacia ambiental, viabilidad económica y participación social.
Gracias a la colaboración interterritorial y al respaldo europeo, la región aspira a consolidar un modelo que no solo beneficie a sus costas, sino que pueda servir de ejemplo para otros territorios mediterráneos.
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