El alumnado con autismo crece un 18 % en el último curso escolar en España

Más del 1 % del alumnado no universitario escolarizado en Régimen General tiene autismo. Así se desprende de los datos aportados por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deporte correspondientes al curso 2023-2024. Un año más, desde Autismo España analizan estos datos, que ponen de manifiesto que los y las estudiantes autistas conforman el grupo más numeroso del total de alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo asociado a discapacidad, representando el 31,37 %.

Teniendo en cuenta que, desde el curso 2021-2022, estos datos incorporan la categoría específica de “trastorno del espectro del autismo”, a día de hoy hay identificados un total de 91.877 estudiantes autistas (81,12 % son niños y 18,88 % niñas), un 17,70 % más que en el anterior curso escolar (2022-2023). De ellos, el 84,99 %, está escolarizado en la modalidad ordinaria (78.084 estudiantes), mientras que el 15,01 % cursa educación especial (13.793).

Este análisis pone de relieve otra realidad importante: el porcentaje de crecimiento en los dos últimos cursos escolares ha sido más acentuado en el caso de las alumnas autistas: 25,09 % frente al 16,10 % de los alumnos.

El alumnado con autismo crece en las aulas españolas

El número de estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) sigue creciendo en España, lo que refleja una tendencia constante en la última década. Este crecimiento plantea nuevos retos para el sistema educativo, que debe garantizar una inclusión real y efectiva para todo el alumnado.

Actualmente, más de 70.000 estudiantes con autismo están escolarizados en centros ordinarios o de educación especial. Este aumento no solo responde a una mejora en el diagnóstico precoz, sino también al reconocimiento de derechos educativos que permiten una mayor visibilidad de estos estudiantes.

Retos para una educación inclusiva

Este incremento del alumnado con TEA exige un refuerzo de los recursos educativos. Muchas familias denuncian la falta de apoyos especializados, como profesionales de audición y lenguaje, orientadores, educadores o auxiliares técnicos. Aunque la ley apuesta por un modelo inclusivo, la realidad es que muchos centros no cuentan con los medios suficientes para atender adecuadamente a estos estudiantes.

La formación del profesorado es otro de los pilares fundamentales. Enseñar a un grupo diverso requiere conocimientos específicos, así como herramientas para adaptar contenidos, trabajar habilidades sociales o prevenir el acoso escolar, un riesgo especialmente alto en este colectivo.

La colaboración entre docentes, familias y equipos de orientación es clave para desarrollar planes individualizados que respondan a las necesidades concretas de cada estudiante con TEA.

Hacia una escuela más accesible para todos

Los datos demuestran que este incremento del alumnado con autismo se viene produciendo de manera continuada en los últimos 13 cursos escolares. Así, se ha pasado de 19.023 alumnos/as autistas en el curso 2011- 2012 a 91.877 en el curso 2023-2024, lo que supone un incremento del 382,98 %. Dicho crecimiento ha sido más acentuado en el caso de la educación ordinaria.

Para avanzar hacia una educación realmente inclusiva, es necesario repensar los entornos educativos desde una perspectiva de accesibilidad universal. Esto implica materiales adaptados, espacios tranquilos, comunicación accesible y metodologías flexibles.

Las organizaciones del ámbito del TEA reclaman más inversión en educación, así como un seguimiento real del cumplimiento de los derechos de los estudiantes con discapacidad. La presencia cada vez mayor de alumnado con autismo no debe verse como un problema, sino como una oportunidad para construir una escuela más justa, diversa y equitativa.

Garantizar el derecho a la educación en igualdad de condiciones es un compromiso que afecta a toda la sociedad, no solo a los centros educativos. Invertir en recursos, formación y sensibilización es fundamental para lograrlo.