Lectura fácil
El sector global de la construcción se encuentra en una senda preocupante: si las tendencias actuales se mantienen, su huella de carbono podría duplicarse para el año 2050, poniendo en riesgo los compromisos asumidos en el Acuerdo de París de 2015. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de Alemania, China, Luxemburgo y los Países Bajos, publicado recientemente en la revista científica Communications Earth & Environment.
El informe fue dado a conocer coincidiendo con el Día Mundial de las Ciudades, una fecha simbólica que busca promover la sostenibilidad urbana y que este año volvió a subrayar el papel central de las ciudades en la lucha contra el cambio climático.
Materiales con alta huella de carbono dominan el sector de la construcción
Los autores del estudio destacan que en 2022 más del 55 % de las emisiones de carbono de la construcción provinieron de materiales intensivos en carbono, principalmente cemento, ladrillos y metales. Otros materiales, como el vidrio, los plásticos y los productos químicos, junto con los materiales de origen biológico, representaron apenas un 6 % de las emisiones, mientras que el 37 % restante se atribuyó al transporte, la maquinaria, los servicios y las actividades realizadas directamente en los sitios de obra.
Según Chaouhi Li, investigador de la Universidad de Pekín, el sector de la construcción es responsable actualmente de un tercio de las emisiones globales de CO2, frente a alrededor del 20 % registrado en 1995. Si la situación no cambia, advierte, el sector podría superar el presupuesto de carbono compatible con un calentamiento de 2 °C ya en el año 2040, un escenario que comprometería seriamente los esfuerzos climáticos internacionales.
Las proyecciones: una amenaza para los objetivos climáticos
Los investigadores analizaron datos históricos y proyectaron distintos escenarios futuros de emisiones. En el caso de que no se adopten medidas transformadoras, la huella de carbono de la construcción podría por sí sola rebasar el presupuesto anual de emisiones compatible con los límites de 1,5 °C y 2 °C establecidos en el Acuerdo de París.
Entre 2023 y 2050, las emisiones acumuladas del sector alcanzarían las 440 gigatoneladas de CO₂, según el investigador Prajal Pradhan, de la Universidad de Groningen. Esta cifra equivale, según explica, a todo el presupuesto de carbono restante a nivel mundial para mantener el aumento de la temperatura global dentro del límite de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es el cambio en la geografía de las emisiones. En 1995, los países con mayores ingresos eran responsables de la mitad de las emisiones del sector de la construcción. Sin embargo, para 2022, sus cifras se habían estabilizado, mientras que las naciones en desarrollo incrementaron su participación debido a su crecimiento económico y urbanístico, basado en materiales con un alto contenido de carbono como el acero y el cemento.
Al mismo tiempo, el uso de materiales de base biológica, como la madera, ha disminuido, perdiéndose una oportunidad crucial para fomentar alternativas más sostenibles y bajas en carbono.
Un llamado urgente a una “revolución de los materiales”
Ante este panorama, los autores del estudio proponen lo que denominan una “revolución global de los materiales”, que consiste en reemplazar los materiales de construcción con elevadas emisiones de carbono por otros más sostenibles, circulares y de base biológica, como la madera de ingeniería, el bambú o compuestos reciclados.
Su análisis indica que más de la mitad de las emisiones del sector provienen de materiales cementosos, metálicos y cerámicos, lo que subraya la necesidad de redefinir las bases de la construcción moderna.
El investigador Jürgen Kropp, del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, subraya que los retos y soluciones varían entre regiones: “Para reducir la dependencia de materiales tradicionales como el cemento o el acero, necesitamos una transformación estructural que abarque toda la cadena de suministro”.
El estudio también apunta a una responsabilidad diferenciada. Los países ricos, con mayor capacidad tecnológica y financiera, deberían liderar la transición mediante la innovación, el diseño circular y la implementación de normativas más exigentes.
Por otro lado, las regiones en desarrollo, donde se concentra gran parte de la futura expansión urbana, requieren apoyo técnico y financiero que les permita avanzar directamente hacia prácticas constructivas sostenibles, sin repetir los modelos intensivos en carbono que caracterizaron el crecimiento de los países industrializados.
Un futuro en juego: transformar el sector o agotar el planeta
Los investigadores advierten que, sin una transformación profunda, el sector podría consumir por sí solo la totalidad del presupuesto de carbono restante para alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C en apenas dos décadas.
El director del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), Hans Joachim Schellnhuber, resume el desafío con contundencia: “La humanidad se ha acorralado a sí misma con acero y cemento. Si queremos cumplir con los compromisos de París, debemos reinventar los materiales con los que construimos nuestras ciudades”.
Para Schellnhuber, la solución pasa por una revolución mundial basada en la circularidad, la innovación y la cooperación internacional, capaz de transformar el sector de uno de los mayores emisores de carbono en un pilar esencial de la sostenibilidad global.
Añadir nuevo comentario