¿Qué está pasando en Birmania?

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20/02/2021 - 11:00
Tanque desplegado en las calles de Rangún el domingo 14 de febrero.   DPA vía Europa Press / EP

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Los militares han vuelto a tomar el poder en Myanmar con un golpe de Estado que supone un grave retroceso para la transición democrática del país asiático. De este modo, han nombrado una junta de gobierno en torno al general Min Aung Hlaing, y han deteniendo a los dirigentes demócratas, entre ellos a la mítica Suu Kyi.

Tanques en las calles, arrestos nocturnos, corte casi total al acceso a Internet o amenazas a los funcionarios para que vuelvan a sus puestos de trabajo... Las señales que llegan estos días desde Birmania hacen temer que los militares planeen reprimir con violencia las protestas de la población.

Birmania se encuentra en estado de emergencia durante un año, después de acusar al partido de la líder Aung San Suu Kyi de fraude por su reciente victoria electoral, algo de lo que no se han presentado evidencias.

Desde entonces, aumentan las voces internacionales que piden la liberación de Suu Kyi y de otros políticos que ganaron las elecciones de noviembre pasado y que ahora están bajo arresto.

De hecho no se conoce el paradero de Suu Kyi, histórica líder civil, desde que se anunció el golpe.

El golpe de Estado en Birmania representa un gran atraso en la transición a la Democracia

Suu Kyi y su partido, la Liga Nacional de la Democracia (LND), lideraron el país en los últimos 5 años tras ser elegidos en 2015, en la elección más libre y justa que el país había vivido en 25 años. También resultaron vencedores en las elecciones de noviembre con más del 80 % de los votos.

La Nobel de la Paz lleva dos semanas detenida junto a sus colaboradores más cercanos. Desde entonces, decenas de miles de personas se han echado a las calles día tras día para exigir su liberación y la vuelta a la senda democrática iniciada hace una década tras casi medio siglo de gobierno militar.

A pesar de la aplastante victoria lograda en las elecciones de noviembre por el partido de Suu Kyi, la Liga Nacional Demócrata (NLD), y saltando sobre la ratificación de los resultados por la comisión electoral, los militares han ocupado el poder, hablando de fraude masivo. Dicen que harán nuevas elecciones en el plazo de un año. La respuesta popular no se hizo esperar, y desde el día mismo se sucedieron las manifestaciones contra el golpe en las principales ciudades como Myanmar, con la histórica Yangún a la cabeza.

Los llamamientos del general golpista no fueron escuchados, y al pulso de la calle respondieron ya los militares con fuego real. Ahora llegan los tanques y el cierre total.

Se repite el escenario de 1990

El primer golpe de Estado en Birmania, triunfante en 1962, puso al ejército al frente de un país afectado por los riesgos de secesión, listo para ejercer un poder absoluto de la mano de un nacionalismo birmano, dispuesto a eliminar la autodeterminación de las minorías nacionales.

El dictador Ne Win presentó su socialismo como 'el programa de beatitudes de la sociedad'. De este modo diabolizaba a su opositora Suu Kyi, como devoradora del pueblo.

El Ejército construyó en más de medio siglo un Estado dentro del Estado, con una enorme acumulación de riqueza y corrupción. En el pacto con Suu Kyi de 2011 conservaron intacta, tanto su área de poder económico-político como su impunidad para una política bestial ejercida contra las minorías nacionales. No podían afrontar el riesgo de una reforma constitucional tras el desastre de noviembre, con lo cual, han actuado en consecuencia.

También preocupa la situación en el norteño estado de Kachin

Las fuerzas de seguridad dispararon para disolver una protestas en el exterior de una central eléctrica de la capital, Myitkyina. Sin embargo, estos avisos no han disuadido a los manifestantes.

Según la agencia France Press, se han registrado nuevas protestas en Rangún, donde cientos de estudiantes de ingeniería y tecnología se dieron cita al norte de la ciudad. Mientras, una docena de camiones policiales y vehículos con cañones de agua hacían guardia en las inmediaciones de la pagoda Sule, uno de los puntos donde tradicionalmente confluyen los descontentos para expresar su malestar.

Las protestas continúan en Birmania

La situación en el país asiático también preocupa en el extranjero. Las embajadas occidentales, incluyendo los enviados de EE.UU., Reino Unido y la Unión Europea, pidieron a los uniformados que “se abstengan de usar la violencia contra los manifestantes, que protestan por el derrocamiento de su gobierno legítimo”. "Llamamos a las fuerzas de seguridad a abstenerse de usar la violencia contra los manifestantes y civiles, que están protestando contra el derrocamiento de un Gobierno legítimo", reza el comunicado. "Apoyamos al pueblo de Birmania en su búsqueda de la democracia, libertad, paz y prosperidad. El mundo está mirando", advirtieron.

Por su parte, el relator de las Naciones Unidas en Birmania, Tom Andrews, acusó al ejército de “declarar la guerra” al pueblo birmano. En su cuenta de Twitter, advirtió de que los generales mostraban “signos de desesperación” y que serán considerados responsables de lo que suceda.

El grupo Asociación de Asistencia para los Prisioneros Políticos, indica que al menos 384 personas han sido arrestadas desde que comenzó la asonada contra el gobierno civil, muchos de ellos durante redadas nocturnas.

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