Mausoleo u olvido, el descanso eterno de otros dictadores como Franco

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24/10/2019 - 12:44
Fidel-Castro

Lectura fácil

La exhumación de los restos del dictador español Francisco Franco del Valle de los Caídos ha puesto de manifiesto la dificultad con la que las sociedades afrontan la memoria de su pasado más oscuro.

Prueba de ello es el destino de otros dictadores que, o bien presumen de gloria eterna en un mausoleo, o están condenados al escarnio y al olvido.

Exhumados o glorificados, así es el descando de algunos dictadores

En la historia del siglo XX hay ejemplos para todo. Desde Kim Il-sung, que yace en un palacio impoluto con cisnes, lagos y todo tipo de honores en Corea del Norte hasta Anastasio Somoza, que descansa entre excrementos humanos en un cementerio de Managua.

Fidel Castro (1926-2016)

Este es uno de los dictadores que rehuía de los mausoleos y de los homenajes a su figura, hasta el punto que prohibió la conmemoración de personas vivas con nombres de calles.

Sin embargo, sus cenizas –pidió ser cremado- se han convertido en atracción turística en la piedra grisácea que las custodia en Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.

Fidel Castro

Su historia contrasta con la del resto de dictadores comunistas a los que, por lo general, se les rinde homenaje en suntuosos mausoleos.

El caso de Castro es particular, ya que él mismo pidió ser quemado y el entierro de sus cenizas fue, según las crónicas, modesto y alejado de las cámaras.


Benito Mussolini (1883-1945)

El dictador fascista italiano fue ajusticiado a tiros el 28 de abril de 1945 en las proximidades de Como, enclave sito entre Milán y la frontera con Suiza.

Su cadáver fue trasladado junto con el de su amante, Claretta Petacci, a Milán, donde fueron colgados en una gasolinera en la Plaza de Loreto y envilecidos por la multitud.

Lo que quedó de su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Milán en una tumba anónima con el número 384. Un año después, tres nostálgicos del fascismo robaron el cadáver, pero se encontraron con el dilema de qué hacer con él.

Mussolini

Los restos deambularon durante dos semanas ocultos en el maletero de un coche, hasta que uno de los ladrones, Domenico Lessini, entregó el cuerpo, que en su periplo perdió dedos y varios fragmentos.

Las autoridades -enteradas del asunto- y la Iglesia decidieron ocultar el cadáver en el convento capuchino de Cerro Maggiore, donde se escondió bajo el altar y, posteriormente, debido al mal olor, se guardó en un armario.

Ya en 1957, el Gobierno italiano decidió sacarlo y devolver el cuerpo a la familia del dictador, que lo enterró en la capilla familiar en el cementerio de San Cassiano.


Antonio de Oliveira Salazar (1889-1970)

Fue uno de los dictadores, portugués y que cayó de una silla en 1968 mientras disfrutaba de unas vacaciones en la playa.

Tal fue el golpe que se dio en la cabeza, que días más tarde le diagnosticaron una trombosis cerebral que le llevaría a la tumba dos años después.

Oliveira Salazar

Sin que guarde relación con el golpe que se dio en la cabeza, otro golpe en 1975 –esta vez intencionado- decapitó una estatua en su honor en Santa Comba Dao, donde nació el dictador.

Un grupo de nostálgicos quiso restaurarla en 1978, desembocando fuertes protestas que se saldaron con 18 heridos, según cuentan las crónicas. Hoy tiene su tumba en Vimieiro, en Santa Comba Dao.


Anastasio Somoza García (1896-1956)

Probablemente, el dictador de Nicaragua, el padre de la dictadura somocista, haya sido el peor tratado durante su descanso eterno, ya que compartió nicho con heces.

Después de ser asesinado por un joven poeta, fue enterrado en el Cementerio Occidental de Managua.

Somoza García

El historiador Roberto Sánchez Ramírez, quien averiguó la localización exacta del cuerpo, consiguió bajar a la cripta donde yacía el dictador, percatándose de que la tumba estaba rodeada de excrementos humanos.

Según pudo saber y publicó el diario ‘La Prensa’, los trabajadores del camposanto bajaban a defecar sobre el dictador.


Jorge Videla (1925-2013)

Otro de los dictadores que también tuvo un final escatológico fue el argentino Jorge Videla, que murió en la cárcel sobre un retrete.

Según un informe del Servicio Penitenciario Federal del que se hizo eco el diario ‘Clarín’, el dictador fue encontrado sin pulso en su celda.

Cumplía cadena perpetua por crímenes a la humanidad y se le encontró muerto sentado sobre su inodoro.

Su final cobra sentido si se tiene en cuenta que el día anterior se le había diagnosticado una diarrea, según el mismo informe.

Hoy en día, Videla está enterrado en el cementerio del municipio de Pilar en la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, según desveló ‘Clarín’, está enterrado con un nombre falso, ya que en su tumba tan sólo aparece la inscripción “Familia Olmos”, cuando quien en realidad yace allí es este dictador con final diarreico.


Adolf Hitler (1889-1945) uno de los dictadores más polémicos

El dictador nazi se disparó en la cabeza el 30 de abril de 1945 mientras que su amante, Eva Braun, recurrió al envenenamiento con cianuro.

No obstante, la falta de información acerca del paradero de sus restos mortales y la confusión provocaron un sinfín de especulaciones acerca de que podría haber sobrevivido a la II Guerra Mundial. Esta duda fue incentivada por la URSS, que ocultó durante años las circunstancias que rodearon al paradero de su cadáver.

Hitler se estableció en el búnker de Berlín en enero de 1945 desde donde gestionó un Tercer Reich en descomposición ante el avance los aliados.

Tras confirmarse su fallecimiento los asistentes envolvieron los cuerpos de Hitler y Eva Braun en una alfombra y los arrojaron a un agujero de obús.

Ahí fueron rociados con 200 litros de gasolina y se les prendió fuego, pero un bombardeo en el momento de la incineración impidió concluirla, por lo que se optó por enterrar los restos.

El Servicio Federal de Seguridad Ruso confirmó en la primera década de este siglo que una unidad soviética del departamento de contrainteligencia localizó los cadáveres el 9 de mayo.

Fueron trasladados a una base secreta en la localidad alemana de Magdeburgo junto a los de la familia Goebbles, donde fueron enterrados.

El 13 de marzo de 1970, el entonces presidente del KGB, Yuri Andrópov, pidió al Politburó comunista autorizar la destrucción de los restos de Hitler para que en caso de localización de la tumba, evitar que ésta se convirtiera en un lugar de peregrinación de sus fanáticos.

Hitler y Eva Braun

Finalmente, el 4 de abril de ese año se procedió a la exhumación y destrucción de los restos mortales mediante su incineración en un descampado cerca de la ciudad de Schönebeck, a 11 kilómetros de Magdeburgo. Las cenizas fueron arrojadas al río Biederitz.

Únicamente se conservan de los restos de Hitler una parte de su mandíbula (custodiada en el archivo del FSB), mientras que en el Archivo Estatal de Rusia permanecen algunos restos de su cráneo.


Lenin (1870-1924)

El cadáver de Lenin también es objeto de polémica. Sus restos reposan en un mausoleo de mármol rojo y granito en la plaza Roja de Moscú que se ha convertido en una atracción turística al estar abierto al público.

Lenin no dejó escrito testamento tras su muerte y su viuda, Nadezhda Krúpskaya, se opuso a la exposición pública del cadáver del finado y dejó claro que éste había expresado su voluntad de descansar junto a su madre y su hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.

Lenin

Tras su muerte se decidió que su cuerpo se expusiese durante un tiempo. No obstante, la afluencia de curiosos provocó que las autoridades soviéticas convirtieran en permanente la exposición de los restos de Lenin.

La polémica en torno a su cadáver reside en el debate sobre la conveniencia de enterrarlo, algo que no está en la agenda de las autoridades rusas, a pesar de que, según distintas encuestas, lo apoya el 60% de la población y algunos políticos locales.


Iósif Stalin (1878-1953)

El dictador soviético reposa embalsamado en la necrópolis del Kremlin, ubicado detrás del mausoleo de Lenin, un lugar que se ha convertido en un lugar de peregrinación, especialmente durante el centenario de la revolución rusa en 2017.

Su cuerpo permaneció junto al de Lenin en el mausoleo de éste desde su muerte hasta el 31 de octubre de 1961, después de que Nikita Jruschov condenara el culto a la personalidad en el XX congreso del Partido Comunista soviético.

Stalin

Ahora sus restos se encuentran enterrados bajo tierra detrás del mausoleo de Lenin y protegidos por una hilera de abetos.

El emplazamiento se encuentra presidido por su busto y está adornada por numerosas flores rojas.

Su cadáver presenta la nariz rota, siendo dañada durante la fiebre antisoviética de la ‘perestroika’, lo que obligó a que fuera pegada en una operación estética.


Ho Chi Minh (1890-1969)

El vietnamita es un ejemplo de suntuosidad. Su cuerpo embalsamado, aunque se cuenta que quería ser incinerado, descansa en el Mausoleo de Ho Chi Minh en Hanoi, el lugar turístico por excelencia de la capital de Vietnam.

Ho Chi Minh

Murió de tuberculosis y, a la vista del honor que se le sigue rindiendo, las autoridades vietnamitas decidieron en 1975 poner su nombre a la antigua capital de Vietnam del Sur, Saigón, que hoy se conoce como Ciudad Ho Chi Minh.


Kim Il-Sung (1912-1994) de los dictadores muertos mejor conservados y glorificados

El líder norcoreano, abuelo del actual dictador Kim Jong-un, descansa en paz en un mausoleo gigantesco de Pyongyang llamado Palacio Memorial de Kumsusan.

Según contó el periodista David Jiménez para ‘El Mundo’, prácticamente hay que desinfectarse para llegar a su tumba, ya que una sola mota de polvo se considera un deshonor al líder que yace en “estado de perpetuidad”.

Kim II - Sung

De hecho, según el relato del periodista, es "el muerto mejor cuidado del mundo" dada la mansión en la que se encuentra, los cuidados a los que es sometido y la pulcritud con la que mantienen la limpieza del mausoleo.

El autodenominado líder supremo murió de un infarto y el día de su funeral se ordenaron tres minutos de silencio y que sonaran los silbatos de todas las locomotoras y barcos del país.


Augusto Pinochet (1915-2006)

Para concluir esta selección de dictadores, la familia del dictador chileno reclamó un funeral de Estado tras su muerte, una petición que fue rechazada por las autoridades chilenas.

Pinochet

Su cuerpo fue incinerado y enterrado en la capilla privada que la familia Pinochet tiene en la quinta de Los Bolos, en Valparaíso, donde solía pasar sus fines de semana.

Tal y como hemos podido ver, y gracias a la información proporcionada por Servimedia, estos dictadores fueron objeto de polémica incluso después de muertos.

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