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El presidente de Repsol, Antonio Brufau, instó a adoptar una política energética más realista y alineada con los desafíos políticos actuales, durante su participación en la jornada Energía y Geoestrategia 2025, celebrada este jueves en Madrid. En su intervención, hizo un llamado a que Europa actúe con “unidad, ambición y pragmatismo” ante un contexto global cada vez más incierto.
De la prosperidad a la seguridad: nuevo paradigma global para la política energética
Brufau alertó sobre una transformación profunda del orden internacional y la política energética. Según explicó, hemos pasado de un modelo centrado en la prosperidad a otro dominado por la seguridad.
“Ahora predominan conceptos como la autonomía estratégica, el proteccionismo y los aranceles”, señaló, lamentando que el modelo occidental de la política energética está siendo cuestionado. A su juicio, el mundo actual está regido por la lógica del poder, donde “el más fuerte impone su voluntad, incluso a sus aliados”.
En este escenario de la política energética, el dirigente subrayó la creciente relevancia del control sobre los recursos energéticos y sus rutas de transporte. “Es algo esencial para la seguridad nacional”, afirmó, y destacó que la resiliencia energética se ha convertido en una prioridad estratégica.
Esta dependencia de fuentes energéticas seguras y diversificadas se refleja en el aumento de la volatilidad de los mercados financieros y energéticos, lo que impacta negativamente en las previsiones de crecimiento global.
Control energético: una cuestión de seguridad nacional
Brufau enumeró varios elementos que podrían condicionar el precio del petróleo en los próximos meses. Entre ellos, destacó las decisiones de la OPEP sobre producción, una eventual resolución del conflicto en Ucrania o las negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán. En ese sentido, advirtió que un periodo prolongado de precios bajos haría inviable la producción de petróleo y gas en Estados Unidos, ya que ciertas operaciones solo son rentables por encima de determinados umbrales de precio.
Lejos de prever un declive inmediato, Brufau reafirmó la vigencia del petróleo a largo plazo. Según sus estimaciones, la demanda global crecerá un 0,4 % anual hasta 2050, impulsada principalmente por las economías emergentes.
Para ese año, prevé que petróleo y gas seguirán representando al menos el 45 % del mix energético mundial. Además, recordó que actualmente el 95 % de la energía en el transporte y la mitad de las materias primas del sector químico provienen de combustibles fósiles, al igual que el consumo energético de las Fuerzas Armadas.
Neutralidad tecnológica y estrategia integrada
Finalmente, Brufau defendió la necesidad de mantener una postura de neutralidad tecnológica respecto a la política energética. Puso como ejemplo el ‘fracking’, una técnica de extracción de gas no autorizada en Europa pero que, según indicó, resultó clave para superar la crisis energética durante la guerra en Ucrania.
En conclusión, sostuvo que asegurar el suministro energético es tan prioritario como avanzar hacia la descarbonización, y remarcó que solo una estrategia integrada podrá garantizar “estabilidad, competitividad y seguridad” para el futuro de Europa, por lo que una política energética real es la que regulara todo el sector.
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