¿Sabes cómo evoluciona nuestro cuerpo y mente a lo largo de la vida?

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17/03/2022 - 20:00
Imagen de dos pies descalzos pisando suelo mojado

Lectura fácil

La evolución y el envejecimiento son inevitables. Diariamente, o cada 7 años -según la teoría de los septenios- el cuerpo humano y la mente envejecen y se deterioran progresivamente. Aunque existen miles de formas de ralentizar estos procesos, son cuestiones inevitables, una programación por defecto de los organismos.

El ejercicio, el descanso, una correcta alimentación y patrones de vida y comportamiento que no se expongan demasiado a situaciones riesgosas, de estrés y de aceleración, de deterioro físico y mental, es lo más recomendable para mantenerse activo físicamente, con vitalidad, con felicidad y belleza. Desde luego, también para, como suele decirse, mantenerse joven.

Pero el paso del tiempo es inevitable porque el tiempo, en sí mismo, es inexorable y no distingue, por lo que aunque se puede ralentizar el envejecimiento del cuerpo y la mente y esconder sus signos más significativos, el tiempo pasa y con él se van produciendo innumerables cambios.

Hasta aproximadamente los 20 años

Unos más, tal vez unos menos. Es el tiempo que le lleva al cuerpo humano y a la mente alcanzar sus formas prudentemente finales, o como también se pudiera decir, sus picos de desarrollo. Diversas teorías afirman que hasta esas edades el cuerpo sigue creciendo en estatura y en capacidades brutas, por lo que los años siguientes físicamente no se evidenciarán cambios, pero sí es posible que músculos, cuerpo y mente, vivan progresos y desarrollos importantes.

Los cambios más importantes y signos de que las personas están acusando desarrollos fuertes tienen que ver con el crecimiento mismo, los cambios en los dientes, en los músculos del rostro y, por supuesto, las biológicas formas de entrar a la adolescencia y la juventud.

De los 30 a los 42

Cuando se entra en estos rangos etarios, el cuerpo comienza a acusar el desgaste físico y mental de la etapa productiva de las personas. Llegados a esta etapa, la manera más fácil de mantener las características físicas y mentales de la primera etapa es haciendo ejercicio -tanto para el cuerpo como para la mente- y cuidando la alimentación y el descanso, aparte del esparcimiento.

Los signos de desgaste más evidentes tienen que ver con la piel, la forma misma del cuerpo, y la aparición de las primeras líneas de expresión en el rostro o los cambios en la coloración del cabello. Todo ello tiene que ver, además, con la disminución de la producción de algunos tantos elementos químicos en el cuerpo, desde el ácido hialurónico, la melanina, entre otros.

De los 42 en adelante

La vida, según un proverbio chino, está dividida en 3 partes bastante fáciles de distinguir. Los primeros 20 años de la vida son para aprender, los siguientes 20 para luchar y desarrollarse, y los siguientes años, para alcanzar la sabiduría. Así, se pasa por las fases del idealismo, escepticismo y misticismo, según un reconocido artista alemán.

Y si la vida estuviera dibujada como una curva, es a partir de los 42 años cuando dicha línea comienza su descenso, al menos en cuanto a las capacidades brutas desde lo físico y mental. No implica por ello una disminución de la sabiduría y la inteligencia, que adquieren gracias a la serenidad y al entendimiento de los procesos anteriores sus niveles más elevados.

A partir de estas edades, los cambios serán progresivos y cada década pudiera traer algunos adicionales, como la disminución de colágeno en la piel -y su consecuente pérdida de elasticidad-; tornan amarillentas las uñas, el aumento de peso por la ralentización de los procesos metabólicos y la pérdida de masa muscular, que en ambos casos también pueden ser consecuencias evitables si se adquiere la disciplina de la actividad física constante.

En lo adelante, los cambios, las enfermedades, los patrones biológicos, serán determinados de acuerdo a la naturaleza única de cada individuo. Y aunque el envejecimiento es un proceso sujeto a la propia naturaleza de existir, eso no quita mérito a la vida misma ni mucho menos a los progresos que cada etapa de la misma traen para el individuo.

Fuente: https://etapasdesarrollo.com/

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