El V Plan de Gobierno Abierto: las exigencias de Civio para pasar de las promesas a los hechos

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21/08/2025 - 13:00
Cartel Aportaciones al V Plan de Gobierno Abierto: entre la decepción crónica y la exigencia de hechos concretos

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Cada dos años, la Administración General del Estado renueva su compromiso con la ciudadanía a través de un documento de intenciones solemne: el Plan de Gobierno Abierto. Sobre el papel, su propósito es admirable: construir un gobierno más transparente, participativo y que rinda cuentas. Sin embargo, para las organizaciones de la sociedad civil que llevan más de una década fiscalizando este proceso, cada nuevo plan se recibe con una mezcla de esperanza menguante y escepticismo creciente. Es lo que la Fundación Civio, un referente en la lucha por la transparencia en España, ha calificado como una "decepción crónica".

Ante la presentación del borrador del V Plan de Gobierno Abierto, que marcará la hoja de ruta de 2025 a 2029, Civio ha vuelto a poner sobre la mesa una serie de aportaciones. Pero esta vez, suenan menos a sugerencia y más a exigencia. Un "basta ya" a los compromisos vagos, a las promesas recicladas y a la inacción. Un llamamiento a que, de una vez por todas, se pase de las palabras a los hechos concretos.

El lastre de los planes anteriores, un historial de promesas incumplidas

Para entender la frustración de la sociedad civil, hay que mirar atrás. Los cuatro planes anteriores han estado plagados de compromisos que se repiten cíclicamente sin llegar a materializarse nunca. La joya de la corona de estas promesas rotas es la regulación de los grupos de interés o lobbies. Desde el primer plan, se ha prometido una ley que arroje luz sobre la influencia de las grandes empresas y despachos en la elaboración de las normas, pero la iniciativa sigue durmiendo en un cajón parlamentario.

Esta inacción ha generado una profunda desconfianza. Las organizaciones especializadas ven cómo el proceso de consulta pública de cada nuevo plan se convierte en un ejercicio de "escucha" que raramente se traduce en la incorporación de las propuestas más ambiciosas. El resultado son planes que a menudo se limitan a medidas de bajo impacto o a la simple digitalización de procesos ya existentes, sin abordar las reformas estructurales que de verdad mejorarían la calidad democrática.

Las exigencias para el V Plan de Gobierno Abierto: medidas concretas e irrenunciables

Cansados de esta dinámica, las aportaciones de Civio para este V Plan de Gobierno Abierto son una lista de deberes muy concretos. No son deseos, son pruebas de voluntad política.

  • 1. Regular los lobbies de una vez por todas: Es la demanda principal. Se exige un compromiso firme con plazos concretos para aprobar una ley que cree un registro de lobbies obligatorio, transparente y que detalle con qué cargos se reúnen y para influir en qué normativas.
  • 2. Reformar la Ley de Transparencia: La ley de 2013 nació con importantes limitaciones. Civio exige su reforma para, entre otras cosas, acabar con el silencio administrativo negativo (si la administración no contesta, se entiende que la petición es denegada), ampliar su aplicación a más organismos públicos y hacer vinculantes las resoluciones del Consejo de Transparencia.
  • 3. Acabar con los agujeros negros de la información: Hay áreas enteras de la actividad pública que siguen siendo opacas. Se pide que se haga público el coste real y desglosado de los rescates bancarios, que se publiquen los beneficiarios finales de todos los contratos públicos y que se arroje luz sobre partidas tan controvertidas como los fondos reservados.
  • 4. Mejorar el Portal de Transparencia: La principal ventana de acceso a la información sigue siendo, a menudo, una herramienta frustrante. Se exige que la información se publique en formatos reutilizables (no en PDFs incrustados), que los datos sean completos y que se mejore su usabilidad para que cualquier ciudadano, sin necesidad de ser un experto, pueda encontrar lo que busca.
  • 5. Garantizar el derecho de acceso a la información: Se reclama la creación de una autoridad independiente que supervise el cumplimiento de la ley en todas las administraciones, con capacidad sancionadora real, para que el derecho a saber no dependa de la voluntad del político de turno.

Más que un plan, el V Plan de Gobierno Abierto debe ser un test de calidad democrática

La respuesta que el Gobierno dé a estas exigencias será mucho más que la configuración final de un plan bienal. Será un verdadero test sobre la calidad de nuestra democracia y sobre la seriedad de su compromiso con la transparencia.

En un momento de creciente desafección política, la opacidad es el mejor caldo de cultivo para la desconfianza y la polarización. Un Gobierno Abierto no es un eslogan, es una práctica diaria que se demuestra con hechos. La sociedad civil ya ha puesto las cartas sobre la mesa. Ahora, la pelota está en el tejado del Gobierno, que debe decidir si el V Plan será, una vez más, parte de la decepción crónica o el inicio de una nueva era de transparencia real y tangible.

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