No desayunar afecta al crecimiento y al rendimiento académico

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08/10/2021 - 12:09
Los riesgos de saltarse el desayuno

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En algunas culturas, especialmente la anglosajona, el desayuno es la comida más onerosa de la jornada, a lo que prosigue un ligero almuerzo a base de sandwich y una cena que da el día por finito hacia las 17 o 18 de la tarde, cuando los comercios echan su cierre. En otras, como por ejemplo sucede tradicionalmente en España, lo clásico es tomarse una tostada y un café (a lo que se llama desayuno andaluz).

Más allá de gustos y horarios, y aunque un desayuno saludable es una fuente de energía importante para empezar la mañana con buen pie, este no es el más importante para todos. De hecho, una investigación llevada a cabo por expertas de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Facultad de Ciencias de la Salud de Manresa de la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), concluye que el 19 % de las chicas y el 13 % de los chicos no desayunan.

Según sus autoras, desayunar es decisivo para adquirir la energía necesaria para comenzar la jornada escolar, por lo que tiene un valor fundamental, y más aún en periodos de crecimiento y aprendizaje como la adolescencia.

“En nuestro trabajo se han constatado desigualdades socioeconómicas y de género en su consumo del desayuno entre adolescentes. Es más, el riesgo de saltárselo resultó un 30 % más alto en las chicas y un 28 % más alto en los chicos de posición socioeconómica más desfavorecida, en comparación con los de la posición socioeconómica más alta”, apunta en declaraciones recogidas por Servimedia Laura Esquius, una de las autoras principales de este estudio, realizado junto con investigadores del grupo de investigación FoodLab de la UOC, Alicia Aguilar Martínez y Anna Bach Faig, y del grupo GRESP de la UVic-UCC, Marina Bosque Prous, Helena González Casals, Ester Colillas Malet y Albert Espelt.

El trabajo analizó datos de más de 7.000 adolescentes participantes del proyecto ‘DESKcohort’, basado en una encuesta sobre aspectos sociales, de educación, de salud y de comportamientos de salud. Asimismo, forma parte de un monográfico especial sobre los beneficios de desayunar, publicado en la revista científica ‘Nutrients’, cuyas editoras han sido las profesoras de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC Alicia Aguilar Martínez y Anna Bach Faig.

¿Qué riesgos tiene no desayunar?

Al hilo de estos datos, las autoras también mostraron los riesgos de no desayunar. Así, incidieron en que el desayuno es fundamental en el equilibrio energético y la regulación de la dieta, por lo cual se considera un componente importante de una dieta saludable. Además, comer por la mañana también se ha asociado a efectos positivos en el desarrollo cognitivo y a un mejor rendimiento escolar en la niñez, por lo que es fundamental durante la adolescencia.

“Es una etapa especialmente importante para consolidar estilos de vida saludables y establecer patrones de salud que se perpetúen en la edad adulta”, recalcó Bach.

En concreto, evitar desayunar en la niñez y la adolescencia podría ser un predictor de comportamientos de estilos de vida poco saludables y se ha relacionado con el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas.

Así, recordaron que la disminución de la ingesta energética y de nutrientes puede incrementar el riesgo de déficits nutricionales; y, que, por el contrario, el desayuno se ha asociado a efectos positivos en el desarrollo cognitivo y a un mejor rendimiento escolar.

Saltárselo está ligado con un mejor rendimiento académico

“Hay una asociación entre saltarse el desayuno y un bajo rendimiento académico. En ambos sexos, hubo un aumento importante en el riesgo de saltarse esta comida para los adolescentes con calificaciones medias y bajas, en comparación con los que tenían buenas calificaciones”, explicó Alicia Aguilar, quien incidió en que no desayunar por dormir hasta tarde o por falta de tiempo también puede reflejar otros factores de riesgo superpuestos que favorecen un estilo de vida más desorganizado y, en consecuencia, con un mayor riesgo para la salud y el rendimiento académico.

Según las autoras, para evitar este tipo de desigualdades y contribuir a mantener una alimentación saludable en esas edades, las políticas públicas deberían adaptarse a la situación socioeconómica de cada familia y tener en cuenta una perspectiva de género. En cualquier caso, como recomendación general, hicieron hincapié en evitar el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados y en la idoneidad de consumir alimentos frescos basados en el patrón de la dieta mediterránea, como por ejemplo la fruta, los frutos secos, los cereales integrales o los lácteos fermentados.

El estrés que sufren jóvenes y adultos por las mañanas, bien por llegar a tiempo a clase o al trabajo, es quizás factor de que muchos no disfruten de un desayuno saludable y completo y sucumban a hacerlo de forma acelerada y poco nutritiva. Es importante pensar que los días pasan rápido y son precisamente los momentos de calma y sosiego los que hacen reducir el estrés y vivir con más calma. Poner el despertador un poco antes para desayunar de un modo saludable y tranquilo será un punto a favor para hacer más llevadera la rutina.

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