Las personas con discapacidad física grave ya pueden obtener el carné de conducir

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11/05/2025 - 11:00
Tecnología para que la discapacidad física grave pueda coger el volante

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La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dado un paso decisivo para mejorar la inclusión de las personas con discapacidad física grave en la obtención del carné de conducir.

Con una inversión de 66.420 euros, se adquirirán seis dispositivos especializados que permitirán evaluar las adaptaciones necesarias en vehículos para que este colectivo pueda conducir con autonomía y seguridad.

Una herramienta para lograr autonomía en la discapacidad física grave

Conducir representa una forma esencial de independencia, especialmente para quienes viven con una discapacidad física grave. Recuperar la capacidad de manejar un vehículo puede significar la diferencia entre la dependencia diaria o la libertad de movimiento.

Para hacerlo posible, es necesario adaptar los coches a las necesidades específicas de cada conductor: desde joysticks, guantes electrónicos, hasta rampas de acceso o levas en el volante para sustituir los pedales.

La empresa Aplicaciones de Simulación Simtec ha sido adjudicataria del contrato, según ha hecho público la DGT en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Los nuevos evaluadores permitirán identificar qué tipo de modificaciones necesita cada persona con discapacidad física grave antes de lanzarse a aprender a conducir o recuperar el permiso. Estos dispositivos se ubicarán en centros dependientes del Imserso, repartidos por distintas zonas de España, lo que busca asegurar un acceso más equitativo al proceso de evaluación.

La brecha que aún existe

Aunque miles de personas con discapacidad física grave logran sacarse el carné cada año, las barreras siguen siendo importantes. En 2023, la DGT expidió 6.993 permisos de conducir con códigos de adaptación, una cifra superior a la de 2022 (6.794), pero aún por debajo del récord alcanzado en 2021 (7.185). Esto evidencia una ligera mejora, pero también la necesidad de seguir actuando.

En cuanto a los vehículos, 25.280 coches adaptados circulaban en España en 2023, lo que supone 6.500 más que hace una década. Sin embargo, esta evolución no es suficiente si no se acompaña de políticas que garanticen acceso a la formación y a las adaptaciones necesarias.

Hasta ahora, la evaluación sobre qué adaptaciones necesita una persona con discapacidad física grave depende muchas veces de la disponibilidad local. Centros como el Hospital Nacional de Parapléjicos, el Instituto Guttmann o la Universidad Politécnica de Valencia ofrecen este servicio, pero lo hacen desde iniciativas privadas o académicas. Pocas autoescuelas cuentan con vehículos adaptados y muchos centros de reconocimiento carecen de tecnología adecuada para realizar una evaluación completa.

Un avance prometedor

Con la compra de estos seis evaluadores, la DGT intenta cerrar esa brecha, proporcionando herramientas concretas que permitan determinar las necesidades individuales de cada aspirante.

Esta acción, en colaboración con el Imserso, busca que más personas con discapacidad física grave puedan conducir, abrirse camino y recuperar un aspecto clave de su vida diaria: la autonomía.

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