
Lectura fácil
En su informe anual, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha dedicado especial atención a una cuestión que preocupa a muchas familias y asociaciones en cuanto a la la inclusión real de los niños y jóvenes con discapacidad en actividades fuera del horario escolar.
Aunque se han hecho avances en el ámbito educativo, aún existen importantes barreras cuando se trata de la participación en actividades de ocio, deportivas o culturales.
La inclusión de los alumnos con discapacidad en actividades extraescolares: una tarea pendiente
En su último informe, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha puesto el foco en una problemática que sigue sin resolverse del todo: la participación de niños y jóvenes con discapacidad en actividades extraescolares.
Aunque se han logrado progresos en el entorno educativo, muchas familias denuncian que persisten obstáculos significativos fuera del aula.
La falta de opciones adaptadas, de personal cualificado y de accesibilidad continúa limitando su derecho a disfrutar del ocio, el deporte y la cultura en igualdad de condiciones.
A lo largo del documento, se recogen numerosas quejas de familias que denuncian situaciones de exclusión. Muchas veces, estas dificultades no se deben a una negativa explícita, sino a la falta de recursos, actividades adaptadas o personal formado para atender a estos alumnos. La accesibilidad también es un obstáculo recurrente, tanto en instalaciones como en la forma de organizar los programas.
Durante el curso 2022-2023 había más de 262.000 estudiantes con necesidades educativas especiales
Según los últimos datos del Observatorio Estatal de la Discapacidad, en el curso 2022-2023 había más de 262.000 estudiantes con necesidades educativas especiales relacionadas con discapacidad trastornos graves. De ellos, la mayoría —un 84,2 %— estaban integrados en centros ordinarios, mientras que un 15,8 % asistían a centros específicos.
Los trastornos del espectro autista representan el grupo más numeroso (29,7 %), seguidos de la discapacidad intelectual (26,9 %) y los trastornos graves de conducta (26,1 %). Les siguen los casos de discapacidad motora, auditiva, visual y pluridiscapacidad.
El informe insiste en que estas actividades extraescolares no solo son un derecho, sino también una necesidad. Para muchos niños, participar en talleres, campamentos o deportes no solo significa divertirse, sino también mejorar su salud física, reforzar habilidades sociales y ganar independencia.
Además, suponen un apoyo fundamental para las familias, que encuentran en estas actividades un respiro en su tarea de cuidados, muchas veces asumida principalmente por las madres.
Entre las actividades destacadas, se menciona la música o el canto, especialmente beneficiosas para niños con autismo o con TDAH, ya que favorecen la concentración, la autoestima y la comunicación.
No obstante, el acceso sigue siendo muy limitado. En algunos casos, incluso en centros educativos que ya atienden a alumnos con necesidades especiales durante el horario escolar, las actividades extraescolares no están pensadas para ellos, lo que provoca una desconexión con su proyecto educativo.
Otras iniciativas de ocio y educación no formal
El Defensor del Pueblo también mencionó iniciativas como el Plan Corresponsables, impulsado por el Ministerio de Igualdad, que busca ofrecer opciones de ocio y educación no formal para menores de hasta 16 años.
Aun así, advirtió que estas actividades, independientemente de cómo se financien, deben garantizar personal suficiente y capacitado para atender a todos los niños, sin excepciones.
Añadir nuevo comentario