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El sistema educativo español está experimentando una transformación silenciosa pero significativa. En concreto, el segundo ciclo de Educación Infantil, etapa que abarca a los niños de entre 3 y 5 años, ha registrado una pérdida del 22,7 % de su alumnado en los últimos diez años. Esto se traduce en 317.000 estudiantes menos entre los cursos 2014-2015 y 2024-2025.
Lejos de tratarse de un ajuste puntual, los expertos advierten que esta tendencia sigue avanzando sin señales de freno. Sólo en el último año, se han perdido 28.000 alumnos en esta etapa, lo que supone una bajada del 2,7 %, muy en línea con la media de la última década.
Un fenómeno nacional en la Educación Infantil con diferente intensidad regional
El descenso en las matriculaciones afecta a todas las comunidades autónomas, aunque no todas experimentan el impacto con la misma intensidad. Según el análisis del profesor Ismael Sanz, de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), las regiones más afectadas son Ceuta, Asturias y Cantabria. En el otro extremo, comunidades como Baleares y Murcia han logrado contener mejor esta caída.
Cabe destacar que en Ceuta y Melilla, donde las competencias educativas dependen directamente del Ministerio de Educación, la bajada es especialmente pronunciada. Este dato apunta a una necesidad urgente de reforzar la planificación estatal en estos territorios.
Aunque tanto los centros públicos como los privados y concertados han visto disminuir su alumnado, el ajuste se ha cebado de forma más intensa con la red pública. En los últimos diez años, los centros públicos han perdido más de 225.000 alumnos en Educación Infantil, lo que equivale a una caída del 23,8 %. En comparación, los centros concertados y privados han reducido su matrícula en más de 91.000 estudiantes.
Esta diferencia ha reducido el peso de la enseñanza pública en el segundo ciclo de Educación Infantil al 67 %, su nivel más bajo desde principios de los años 90. Además, este retroceso está empezando a reflejarse en otras etapas educativas, hasta dejar la enseñanza pública con un 66,8 % del alumnado total, el dato más bajo desde el curso 1991-1992.
El espejo del cambio demográfico
Para Sanz, esta evolución no es solo una cuestión estadística, sino un síntoma claro del envejecimiento de la población y del cambio demográfico en curso. El segundo ciclo de Educación Infantil se ha convertido, según explica, en el "primer nivel educativo donde se refleja de manera inmediata el impacto del declive demográfico".
Incluso con un crecimiento reciente de la población española, que alcanzó un récord de 49,15 millones de habitantes en abril de 2025 gracias al aumento de la inmigración, la llegada de alumnado extranjero no está siendo suficiente para compensar la baja natalidad. Este desfase plantea retos importantes en cuanto a la planificación educativa y la distribución de recursos.
Una oportunidad para mejorar el sistema
Frente a este panorama, Sanz plantea una visión menos alarmista y más proactiva. Lejos de interpretar este descenso únicamente como un problema, lo considera una "oportunidad" para repensar el modelo educativo y mejorar su calidad y equidad.
"El ajuste en las cifras puede permitir reforzar la innovación pedagógica, mejorar la atención a la diversidad y la discapacidad, y avanzar en una planificación educativa más precisa y centrada en las necesidades reales del alumnado", afirma.
En este contexto, contar con menos alumnos podría facilitar una reducción de ratios por aula, algo que históricamente ha sido una demanda del profesorado, y abrir nuevas vías para experimentar con metodologías más centradas en el desarrollo integral del niño.
Una señal para el futuro
Más allá del presente inmediato, el caso del segundo ciclo de Educación Infantil debe servir como advertencia para el resto del sistema educativo. Lo que hoy sucede en esta etapa se extenderá en los próximos años al resto de niveles. Si no se toman medidas con antelación, el sistema podría encontrarse con infraestructuras sobredimensionadas, falta de adaptación curricular y desigualdades crecientes.
El desafío que presenta la Educación Infantil no es menor, pero como recuerda el profesor Sanz, también es una ocasión para actuar con previsión y valentía, apostando por un modelo más eficiente, equitativo y acorde con la realidad social y demográfica del país.
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