Educación: ¿Es necesario un cambio en las reglas del juego?

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10/08/2021 - 12:06
Imagen recurso de un aula. Por Wokandpix en Pixabay

Lectura fácil

Han pasado casi 8 meses de la aprobación de la octava ley de la democracia, la llamada Ley Celaá o Lomloe, un nuevo ordenamiento para la Educación en España que tardará en desarrollarse en su totalidad unos tres años y que vino a sustituir a la Ley Wert (LOMCE, de 2013), que aprobó en su momento José Ignacio Wert cuando gobernaba el Partido Popular de Mariano Rajoy.

Entre sus principales puntos, resalta la importancia de educar sobre desarrollo sostenible según lo establecido en la Agenda 2030, hacer hincapié en la igualdad de género, la mejora de la inclusión del alumnado con discapacidad en centros regulares, fortalecer la formación del profesorado, la supresión del castellano como lengua vehicular, la prohibición de segregar por sexos en la concertada, así como un nuevo tipo de Bachillerato llamado General, una mezcla entre ciencias y letras para alumnado indeciso. La asignatura de Religión es de oferta obligatoria pero voluntaria, y no requiere de materia alternativa para compensarla, simplemente deja de contar en la nota media para los que decidan no cursarla. Asimismo, la nueva ley incluye una nueva materia denominada Valores Cívicos y Éticos en 5º o 6º de primaria y en otro curso de secundaria, entre otras medidas.

La importancia de la digitalización

Conscientes de la importancia que tiene la digitalización en la sociedad actual y a futuro, cuya extensión en multitud de ámbitos se ha multiplicado desde la pandemia, el documento destaca también reformas en materia digital y formación permanente. La Lomloe persigue un "cambio de enfoque" que requiere de una "comprensión integral del impacto personal y social de la tecnología". Busca, por tanto, incluir "un enfoque de la competencia digital más moderno y amplio, acorde con las recomendaciones europeas relativas a las competencias clave para el aprendizaje permanente".

Para ello, promete desarrollar la competencia digital del alumnado en "todas las etapas educativas y haciendo hincapié en la brecha digital de género". Resalta igualmente la importancia de fomentar la creatividad y el espíritu científico. Así, por ejemplo, la asignatura Tecnología de Secundaria pasa a llamarse Tecnología y Digitalización y añade la frase "preparar al alumnado en materia de digitalización en su sector productivo". Todo esto promete potenciarse por vía del acceso del alumnado a tecnologías digitales, y especifica la necesidad de los centros de incluir una estrategia digital en su proyecto educativo, potenciando el formato electrónico y a distancia en la enseñanza.

El modelo clásico

Es patente por tanto la urgencia gubernamental que tiene educar a las personas en materia digital ya desde la infancia. Ahora bien, lejos del debate sobre los efectos que está teniendo la pandemia en menores o de la merma de atención derivada de un constante uso de pantallas, ¿responderá realmente la escuela a una adaptación de su modelo a los nuevos hábitos de los escolares?

¿Se les seguirá exigiendo a los alumnos memorizar textos enormes o hacer tareas a diario después de las largas jornadas de clase? ¿Cambiará solo el formato del libro o también las dinámicas de las lecciones? ¿Cómo se les motivará para que las matrices, la tabla periódica o la I Guerra Mundial sean más emocionantes que mirar un teléfono móvil que late en el bolsillo o en la mochila ante manos temblorosas por comprobar los últimos likes?

"Al parecer, hay un cambio total de las reglas de juego", sostiene Jorge Savio, Jefe de Área Educación Digital del Ministerio de Educación de la Provincia de Jujuy en Argentina.

Si bien es cierto que en Argentina la ley vigente en educación es de 2006, el experto reflexiona en Diario Responsable sobre el "modelo clásico" ante una situación que, para él, requiere de un cambio "radical". "Es como si se intentara sacar más el jugo al mismo modelo, buscando la forma de encontrar más calidad, una mejora superadora, pero siempre aferrados al mismo punto de partida de comienzos de la era moderna", explica. "Da la sensación de que se reescriben los mismos conceptos complejizando el lenguaje pedagógico para decir casi lo mismo", argumenta Savio, que cuestiona que "soltar los saberes" sea un gran cambio de paradigma.

Para explicar su tesis, establece tres niveles "vertebradores" que, según él, se tienen que adecuar a lo que viene:

  1. El nivel político-Ideológico.  
  2. El nivel técnico pedagógico.
  3. El nivel organizacional o gestión educativa

Según Savio, cada nivel implica al otro y en suma definen el paradigma educativo. El primero da sentido al sistema, que en muchos casos delimita las posibilidades del segundo nivel, que condiciona al tercero respecto a la organización de la educación.

"En lo político, se persiguió durante años la universalidad, que todos los niños y niñas asistan a la escuela, que reciban la misma educación, intentando igualar estándares de calidad, idénticos contenidos, buscar nivelar los indicadores de aprendizajes", explica este experto, que cuestiona que todos los estudiantes "aprendan lo mismo".

Atender a lo particular para asegurar la equidad

"Si pensamos en la equidad como nuevo paradigma, se piensa en dotar de mejores elementos a las escuelas que menos tienen, cosa difícil a resolver en el caso de escuelas rurales quienes se cuelgan de la red como pueden", indica Jorge, que considera necesario abrir canales de diálogos con todos los actores de la educación.

Cuestiona también una planificación "acorde y universal", y resalta la importancia de educar en materias locales. "No incluir en un manual un Oso panda, si lo que conocen los estudiantes en la zona son Vacas. "El desafío de atender lo particular pasa por permitir a cada escuela, acompañada de equipos técnicos, que particularicen su propio contenido en base a problemas y situaciones locales".

También habla sobre el poder que tiene el estudiante sobre su propia educación. "Un estudiante que aborda por primera vez el sistema solar, puede profundizar en las redes cuanto quiera sobre la temática, sin esperar al ver el tema con mayor complejidad cuando pase de curso.

"El desafío de dejar lo universal, para atender lo particular que exige hoy la educación con equidad", un reto al que Savio invita a añadir una mirada "social y filosófica" de la educación, e incluso "la más pragmática del sector empresarial" con el fin de "abordar la educación desde una mirada mucho más amplia que la pedagógica".

Tecnología

Por último, en el tercer nivel, al que define como el "más complicado" por estar condicionado por los otros, engloba las ventajas que puede tener la tecnología en materia educativa. "La virtualidad permite experimentar otros encuentros, trabajos interdisciplinares en un misma aula, reunir alumnos de dos escuelas distintas, de edades diferentes, permitir que alumnos más grandes enseñen a los menores, e incluso que alumnos den clases de tecnología a docentes invirtiendo los roles en un verdadero ida y vuelta.

"Nos falta romper ese viejo paradigma de que para todos tiene que ser igual, universal", concluye. "Para ser ecuánimes hay que ejercitar la flexibilidad y abrir el diálogo a todas las partes involucradas y darnos cuenta de que nadie tiene la verdad", sentencia. 

Comentarios noticia

Agradeciniento

  • Autor: Anónimo (no verificado)
  • Fecha: Mié, 11/08/2021 - 12:15

Gracias por retomar mis palabras en Diario Responsable.
Jorge Savio

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