Más de la mitad de los adolescentes carece de información sobre los riesgos del juego de apuestas

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12/10/2025 - 08:30
Los juegos y apuestas, cada vez más frecuentes entre los escolares y adolescentes

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El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha lanzado una voz de alarma tras analizar los datos de la última Encuesta Estudes, elaborada por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. El estudio, centrado en la población de entre 14 y 18 años que cursa Enseñanzas Secundarias, refleja que una gran parte de los adolescentes no recibe suficiente formación sobre los problemas asociados a las apuestas y los juegos de azar.

Brecha informativa en los centros educativos

Según la Dirección General de Ordenación del Juego, responsable de la evaluación del estudio, el panorama es preocupante: solo el 48,4 % de los alumnos asegura haber recibido información sobre los riesgos del juego y las apuestas. Esta cifra queda muy por debajo de la que se observa en otros ámbitos de prevención: el 74 % de los estudiantes ha recibido formación sobre el mal uso de las nuevas tecnologías y el 72,3 % sobre drogas legales, lo que evidencia un déficit claro en el tratamiento educativo de esta problemática.

Desde el ministerio que dirige Pablo Bustinduy se insiste en que esta carencia supone un “riesgo significativo” para la prevención de conductas problemáticas relacionadas con el juego.

El análisis revela que casi uno de cada cinco estudiantes reconoce haber jugado con dinero alguna vez. La mayoría lo hace en espacios presenciales, mientras que un 9 % lo ha hecho en plataformas online. Además, la tendencia muestra un incremento de estas prácticas conforme aumenta la edad.

Los datos detallan que el 13 % de los estudiantes de 14 años ya han participado en juegos con dinero de manera presencial, una proporción que asciende al 19,5 % entre los de 17 años. Las diferencias de género también resultan notables: un 26,8 % de los chicos participa en estas actividades, frente al 12,6 % de las chicas.

Un inicio demasiado temprano

Uno de los puntos que más preocupa a Consumo es la edad temprana en la que comienzan estas prácticas. La media se sitúa en los 13,9 años, lo que para el ministerio refleja un inicio prematuro en un comportamiento que puede tener consecuencias de largo plazo.

A pesar de ello, el estudio también arroja una lectura menos negativa en cuanto a la frecuencia: el 62,5 % de los adolescentes que juegan lo hace solo una vez al año. Además, más de seis de cada diez (63,2 %) no gastaron más de seis euros en un solo día de juego.

No obstante, un 3,7 % de los estudiantes presenta ya indicadores de juego problemático, con una diferencia de género muy marcada: los chicos triplican a las chicas en este tipo de conductas.

El informe detalla que los juegos clasificados como tipo III (apuestas deportivas, máquinas de azar y juegos de cartas) son los que concentran un mayor riesgo de desembocar en conductas problemáticas. En comparación, los juegos tipo I (como loterías y quinielas) registran un 19 % de riesgo, y los tipo II (rascas y bingo), un 18 %.

Apuestas deportivas y eSports, en el punto de mira

El ministerio subraya que dentro de los juegos de tipo III se encuentran los más preocupantes: apuestas deportivas, apuestas hípicas, competiciones de eSports y máquinas tragaperras. Según Consumo, la peligrosidad aumenta cuanto mayor es la frecuencia y la cantidad de dinero gastada.

Este tipo de juegos no solo ganan terreno en el entorno juvenil, sino que refuerzan la percepción de normalidad en torno a las apuestas, lo que dificulta la detección temprana de conductas de riesgo.

Una herramienta para la prevención

El análisis de la Encuesta Estudes no se limita a describir la situación, sino que se plantea como una herramienta de diagnóstico para el diseño de nuevas políticas públicas. El objetivo, según destaca el ministerio, es “identificar con claridad los riesgos del juego en la población más joven y actuar de forma más efectiva en la prevención del inicio temprano y las prácticas de juego problemático en menores”.

La conclusión es clara: mientras que la educación sobre drogas o el uso de tecnologías ya forma parte del currículo escolar, el juego y las apuestas con dinero sigue siendo un tema pendiente en las aulas. La ausencia de formación específica y la edad temprana de inicio dibujan un escenario que requiere intervención urgente para proteger a los adolescentes.

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