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El número de estudiantes con discapacidad en las universidades españolas ha crecido de manera constante durante la última década, superando los 22.000 matriculados. Sin embargo, a pesar de este avance, estos jóvenes todavía enfrentan importantes barreras físicas, digitales y sociales que dificultan su acceso y desarrollo en la educación superior.
Crecen las matrículas de estudiantes con discapacidad en universidades españolas, pero persisten desafíos
En la última década, el número de estudiantes con discapacidad matriculados en universidades españolas ha aumentado de forma constante, alcanzando más de 22.000 estudiantes, lo que representa aproximadamente el 1,6 % del total de la población universitaria. A pesar de este avance, muchos de estos estudiantes siguen enfrentando barreras significativas durante su formación.
Entre las principales dificultades están la falta de accesibilidad física y digital, problemas para realizar prácticas profesionales y, en ocasiones, actitudes poco favorables por parte de algunos profesores. Estas circunstancias limitan la participación de los estudiantes con discapacidad en actividades fuera del aula y contribuyen a que casi la mitad opte por estudiar a distancia.
Informe de Fundación ONCE: un diagnóstico de la situación
La Fundación ONCE, con la colaboración de 40 universidades públicas, elaboró un informe que analiza el estado de la inclusión universitaria de personas con discapacidad en España. El documento reconoce los avances logrados, pero subraya que todavía queda mucho por hacer para garantizar una educación superior plenamente accesible.
Según el estudio, solo el 19,2 % de las personas con discapacidad completan estudios universitarios, frente al 39 % de quienes no tienen discapacidad. Además, el 56 % de los estudiantes con discapacidad son mujeres y casi la mitad estudian en modalidad online.
Servicios de apoyo saturados y falta de recursos
Los centros universitarios aún carecen de recursos adecuados y personal suficiente para atender las necesidades específicas de los estudiantes con discapacidad, sobre todo de quienes requieren apoyo educativo o sufren trastornos de salud mental. Esta situación genera una saturación que dificulta brindar una atención adecuada.
Otro problema importante es que algunos estudiantes no solicitan los servicios de apoyo que podrían ayudarles, ya sea por desconocimiento o por miedo a ser estigmatizados. Persisten prejuicios que limitan la percepción de que las personas con discapacidad pueden cursar estudios superiores con éxito.
Impacto en la vida universitaria y perspectivas laborales
La participación de los estudiantes con discapacidad en actividades extracurriculares y movilidad internacional es todavía muy baja, debido en parte a la falta de adaptaciones en los espacios y recursos universitarios.
Además, enfrentan dificultades para acceder a prácticas profesionales que se ajusten a sus necesidades, lo que limita su experiencia laboral y afecta sus oportunidades futuras. Muchos sienten que sus capacidades son cuestionadas en comparación con sus compañeros sin discapacidad, lo que genera inseguridad y refleja prejuicios persistentes. De hecho, seis de cada diez creen que tendrán más problemas para encontrar empleo tras graduarse.
Aunque la matrícula de alumnos con discapacidad ha aumentado en los últimos años, es fundamental seguir eliminando barreras físicas, digitales y sociales para lograr una inclusión educativa y laboral real.
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