Hablemos de la fístula obstétrica para sanar las 'heridas ocultas' del parto

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16/12/2025 - 10:49
Un paciente que se recupera de una cirugía de reparación de fístula es examinado en el Hospital Dayniile de Mogadiscio, Somalia.

Lectura fácil

En el siglo XXI, el acto de dar a luz debería ser un momento de alegría y esperanza. Sin embargo, para millones de mujeres en las regiones más empobrecidas del mundo, el parto sigue siendo un evento de alto riesgo que puede dejar secuelas devastadoras. La fístula obstétrica es, quizás, la más cruel de estas secuelas. Es una de las "heridas ocultas del parto" más graves, no solo por el daño físico que inflige, sino por la profunda fractura social y emocional que provoca. La ONU, a través de sus agencias como el Fondo de Población (UNFPA), ha lanzado una nueva alerta en 2025: esta condición, casi erradicada en el mundo desarrollado, sigue destruyendo vidas, y su persistencia es un indicador flagrante de la desigualdad global y el fracaso de los sistemas de salud.

¿Qué es la fístula obstétrica? La herida física

La fístula obstétrica es una lesión interna, un orificio que se crea entre el canal de parto y la vejiga o el recto. Esta lesión no es causada por una enfermedad, sino por la falta de atención médica oportuna.

Ocurre durante un parto obstruido y prolongado. Cuando una mujer, a menudo muy joven, no puede dar a luz y no tiene acceso a una intervención de emergencia (como una cesárea), la presión constante de la cabeza del bebé contra la pelvis corta el flujo sanguíneo a los tejidos blandos. Esos tejidos mueren (se necrosan) y, días después, se desprenden, dejando un orificio.

La consecuencia inmediata es una incontinencia crónica e incontrolable. La mujer comienza a perder orina, heces, o ambas, de forma constante, durante el resto de su vida, a menos que reciba una cirugía especializada. El bebé, en la mayoría de estos partos obstruidos, no sobrevive.

Las "heridas ocultas" y su devastador impacto social y emocional

Si la herida física es grave, el impacto social es la verdadera "herida oculta" que da nombre a esta tragedia. La incontinencia constante provoca un olor que, en muchas culturas, es motivo de estigma y repulsión.

  • Aislamiento y abandono: Las mujeres con fístula obstétrica son a menudo repudiadas por sus propios maridos, que las consideran "sucias" o "malditas". Sus familias las aíslan y la comunidad las rechaza.
  • Exclusión económica: Incapaces de trabajar, de ir al mercado o de participar en la vida comunitaria, caen en una espiral de pobreza extrema.
  • Impacto en la salud mental: La vergüenza, la soledad y la pérdida de sus bebés las sumen en depresiones severas, ansiedad y, en muchos casos, en pensamientos suicidas.

Son mujeres que sobreviven al parto, pero pierden todo lo demás: su dignidad, su estatus social y su esperanza.

Las causas: una tragedia de pobreza y desigualdad de género

La ONU es tajante al respecto: la fístula obstétrica es un problema de derechos humanos y un símbolo de la desigualdad. Su persistencia en 2025 se debe a causas sistémicas:

  1. Pobreza y falta de acceso a la sanidad: La fístula ha sido erradicada en Europa y América del Norte porque existe acceso universal a la atención obstétrica de emergencia. No ocurre en los países pobres, donde millones de mujeres dan a luz solas o con asistencia no cualificada.
  2. Desigualdad de género: La fístula es una enfermedad de la desigualdad. Afecta a mujeres y niñas que no tienen poder de decisión sobre sus propios cuerpos.
  3. Matrimonio infantil y embarazo adolescente: Las niñas que se quedan embarazadas antes de que su pelvis esté completamente desarrollada tienen un riesgo mucho mayor de sufrir un parto obstruido.
  4. Falta de educación y nutrición: La desnutrición crónica contribuye a un desarrollo físico deficiente, aumentando los riesgos del parto.

Prevención y reparación

El mensaje de la ONU y del UNFPA es que esta tragedia se puede y se debe erradicar. La estrategia se basa en dos pilares:

  • Prevención (la clave): La única forma de acabar con la fístula es evitar que ocurra. Esto implica garantizar el acceso universal a servicios de salud materna de calidad, incluyendo la planificación familiar, la atención prenatal, la asistencia de matronas cualificadas y, sobre todo, el acceso a cirugía obstétrica de emergencia (cesáreas) las 24 horas del día.
  • Tratamiento (la reparación): Para los millones de mujeres que ya la sufren, la solución es una cirugía reparadora. Esta operación, que suele ser sencilla, tiene una tasa de éxito de más del 90 %. El UNFPA y sus socios financian estas cirugías, que devuelven la vida a las pacientes.

Sanar es un acto de justicia

La persistencia de la fístula obstétrica en 2025 es una de las mayores vergüenzas de nuestra era globalizada. Demuestra que, a pesar de los avances tecnológicos en medicina, la brecha entre los que tienen acceso a ella y los que no, sigue siendo un abismo mortal.

El trabajo de la ONU para "sanar las heridas ocultas" no es solo un acto médico, es un acto de justicia social. Cada cirugía reparadora es un milagro que devuelve la dignidad a una mujer, pero la verdadera victoria no llegará operando, sino previniendo. La lucha contra la fístula es la lucha por el derecho de cada niña a la educación, por el derecho de cada mujer a decidir sobre su cuerpo y por el derecho humano básico a una atención sanitaria digna durante el parto.

Las "heridas ocultas del parto", como la fístula obstétrica, siguen siendo una realidad devastadora para millones de mujeres, según alerta la ONU. Esta grave lesión, causada por partos obstruidos y sin atención médica, provoca incontinencia, aislamiento social y pobreza extrema. Es un símbolo de la desigualdad de género y la falta de acceso a la sanidad en regiones vulnerables. La cirugía reparadora ofrece una alta tasa de curación, pero la ONU insiste en que la solución real es la prevención: garantizar la salud materna, el acceso a cesáreas de emergencia y erradicar el matrimonio infantil para construir un futuro donde ninguna mujer tenga que arriesgar su dignidad por dar vida.

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