• NOTICIAS

¿Por qué los virus de la gripe aviar resisten la fiebre humana?

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
01/12/2025 - 09:40
La gripe aviar resiste a la fiebre

Lectura fácil

Una investigación conjunta de las universidades de Cambridge y Glasgow, publicada en la revista Science, ha aportado nuevos datos que ayudan a explicar por qué los virus de la gripe aviar representan una amenaza tan seria para la salud humana.

El estudio revela que estos patógenos pueden replicarse eficazmente a temperaturas más elevadas que las que soportan habitualmente los virus de la gripe humana, lo que les permite resistir uno de los principales mecanismos de defensa del organismo: la fiebre.

Un gen clave en la sensibilidad térmica del virus de la gripe aviar

El equipo científico ha identificado un gen fundamental que determina cómo responde un virus a distintos niveles de temperatura. Este descubrimiento no solo contribuye a entender cómo funcionan las infecciones actuales, sino que también ofrece pistas sobre episodios pasados de pandemias de gripe.

Durante los brotes pandémicos de 1957 y 1968, los investigadores observaron que este gen fue transferido desde virus de gripe aviar a cepas humanas. El resultado de esa combinación genética fue un virus capaz de prosperar en condiciones térmicas que normalmente limitarían la replicación viral, lo que ayudó a explicar la gravedad y el alcance de aquellas pandemias.

Cada año, los virus de la gripe humana infectan a millones de personas. La mayoría pertenecen al grupo de los virus de la influenza A, responsables de la gripe estacional. Estas cepas suelen multiplicarse preferentemente en las vías respiratorias superiores, donde la temperatura natural es de unos 33 °C. Esa cifra es sensiblemente menor que los 37 °C del tracto respiratorio inferior y mucho más baja que los niveles que puede alcanzar la fiebre, que llegan hasta los 41 °C.

Cuando la temperatura corporal aumenta, el organismo intenta frenar la propagación del virus dificultando su replicación. Sin embargo, hasta ahora no estaba completamente claro por qué algunos virus pueden ser detenidos por la fiebre mientras otros continúan multiplicándose sin impedimento.

La particularidad de los virus aviares: resistencia al calor

A diferencia de los virus humanos, los de la gripe aviar se replican con mayor facilidad en las vías respiratorias inferiores. Además, en sus huéspedes naturales, como patos o gaviotas, estos virus suelen alojarse en el intestino, un ambiente donde las temperaturas son especialmente elevadas, entre 40 y 42 °C.

Experimentos previos con cultivos celulares ya sugerían que las cepas aviares soportaban mejor las temperaturas febriles humanas. El nuevo estudio confirma esta hipótesis: elevar la temperatura corporal es una estrategia eficaz para frenar la replicación de los virus de la gripe humana, pero apenas afecta a los virus aviares.

Los investigadores comprobaron que un aumento corporal de solo 2 °C podía transformar una infección potencialmente mortal por virus humanos en un cuadro leve. Sin embargo, ese mismo incremento resultaba insuficiente para detener la progresión de virus de origen aviar.

Intercambio genético: un riesgo constante para nuevas pandemias

Uno de los hallazgos destacados del estudio es el riesgo que supone la capacidad de los virus de la gripe para intercambiar genes. Matt Turnbull, del Centro de Investigación de Virus del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Glasgow, recuerda que este fenómeno ya ha sido determinante en pandemias anteriores. En 1957 y 1968, virus humanos adquirieron el gen PB1 procedente de cepas aviares, lo que pudo favorecer su letalidad.

Esta posibilidad de recombinación genética convierte a los virus de la gripe aviar en una preocupación constante para los expertos en salud pública.

Aunque las infecciones humanas por gripe aviar no son extremadamente frecuentes, suelen registrarse varios casos cada año. Según Sam Wilson, del Instituto Cambridge de Inmunología Terapéutica y Enfermedades Infecciosas, las tasas de mortalidad asociadas a algunas cepas han sido históricamente muy elevadas, como ocurrió con la variante H5N1, que llegó a superar el 40 % de mortalidad en personas infectadas.

Comprender qué factores convierten a estos virus en agentes tan patógenos para los humanos resulta esencial para mejorar la vigilancia epidemiológica y prepararse ante posibles pandemias futuras, especialmente teniendo en cuenta la amenaza persistente de los virus aviares H5N1.

Implicaciones para futuros tratamientos

Aunque los resultados abren la puerta a posibles mejoras en las estrategias terapéuticas contra las infecciones gripales, el equipo subraya que todavía es necesario realizar más investigaciones antes de plantear cambios concretos en los protocolos médicos. Aun así, estos hallazgos aportan una pieza clave para avanzar en la comprensión de cómo combatir mejor tanto los virus humanos como los causado por la gripe aviar.

Añadir nuevo comentario