La población mundial llegará a 8.000 millones de habitantes

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15/11/2022 - 08:32
Personas cruzando un paso de peatones

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Desde 1800, la población mundial se ha multiplicado por ocho, pasando de unos mil millones a ocho mil millones de habitantes. El desarrollo de las vacunas fue clave, sobre todo la vacuna contra la viruela, que ayudó a acabar con una de las principales causas de muerte de la historia.  

Los años 70 y 80 trajeron otra pequeña revolución, en forma de tratamiento para las enfermedades del corazón, que ayudó a reducir la mortalidad entre los mayores de 60 años.  

Pero lo cierto es que desde la aparición de los primeros seres humanos en África, hace más de dos millones de años, la población mundial se ha disparado, con solo pausas fugaces en el creciente número de habitantes que comparten el planeta Tierra. 

Venimos de un crecimiento histórico

Cada vez somos más, pero no porque nazcan más, sino porque morimos más tarde. Todas las sociedades han pasado de niveles altos de fecundidad y mortalidad (vidas cortas y familias grandes) a baja fecundidad y larga esperanza de vida. Y es, efectivamente, lo que está ocurriendo en la nuestra.

Unos países la han hecho antes, otros después, y otros la están haciendo ahora. Algunos ya la habrían hecho, durante segunda mitad del siglo XX. En los países de Europa, esa transición ya ha acabado. Y no solo ocurre aquí. Dos tercios de la población mundial vive en países que tienen niveles postransicionales de fecundidad, es decir, que ya han bajado por debajo de los niveles de reemplazo: dos hijos por mujer. 

Las proyecciones de la ONU indican que el número de habitantes del planeta Tierra podría llegar a los 8.500 millones en 2030, los 9.700 en 2050, y que el pico se alcanzará en torno al año 2080: 10.400 millones de personas. Pero se estima que nos quedaremos ahí, que llegaremos así al año 2100.

Para finales de siglo seremos más de 10.000 millones de habitantes

El número de habitantes en la Tierra sigue creciendo, por tanto, pero cada vez lo hacemos más lentamente. Esto, a nivel global. Porque hay zonas del mundo donde todavía se crece a buen ritmo, sobrepasando con creces ese nivel de reemplazo. En África no está estancada la natalidad. Más bien todo lo contrario.

En el África subsahariana hay una fecundidad muy alta todavía: 4 hijos por mujer. Pero va a ir a la baja. África también va a hacer esa transición, ya ha empezado hace algunas décadas porque aunque ha descendido mucho la mortalidad infantil, la fecundidad también ha comenzado a bajar.

América Latina y Asia también están haciendo ya la transición. Y van mucho más por delante, actualmente están alrededor de 2 hijos por mujer. Nada comparado con Europa, donde la media está en 1,5 hijos por mujer, con grandes diferencias entre los países nórdicos y los del este y sur del continente. En España estamos muy por debajo de los niveles de reemplazo: nuestra tasa de fecundidad es de 1,20 hijos por mujer. En 1975 era de 2,8.

Añadan a esto que se está alargando la esperanza de vida, y el resultado del cóctel es claro. A la larga, veremos un crecimiento natural negativo, más muertes que nacimientos. Tenemos una pirámide poblacional cada vez más envejecida.

Desde Greenpeace y otras organizaciones ecologistas advierten de que 8.000 millones de habitantes no puede ser solo un hito demográfico

No se puede hablar de 8.000 millones de habitantes como si todos consumiéramos lo mismo. Es falaz. A nivel de recursos y de espacio, no todos consumen lo mismo. Ni contaminan lo mismo. Ni causan el mismo impacto en el ecosistema, en la biodiversidad.

Es decir, hay que plantearse si es sostenible un mundo con 8.000 millones de personas. Todo depende de cómo se gestione.

¿Hay alimentos suficientes para tanta población? Se estima que la producción mundial de alimentos tendría que crecer un 50 %, para alimentar a los 10.000 millones que seremos en 2050. Y que ese aumento requeriría 566 millones de hectáreas de tierra, según un informe elaborado en 2019 por el Banco Mundial y el PNUMA, entre otros. Con los impactos que ello supondría en la lucha contra el cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad.

El propio cambio climático nos hará enfrentarnos a otra forma de vida, distinta a la que conocemos, y el impacto será mucho mayor en determinadas zonas del mundo, afectando a miles de millones de personas. Eso provocará, entre otras muchas cosa, movimientos de población, las denominadas migraciones climáticas.

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