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Claves para protegerse del humo de los incendios: guía completa de salud y recomendaciones

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21/08/2025 - 08:55
Bombero apagando un incendio

Lectura fácil

Cuando un incendio forestal arrasa nuestros montes, la atención mediática y la preocupación ciudadana se centran, lógicamente, en el avance de las llamas. Sin embargo, una vez que el fuego se aleja o incluso se extingue, comienza una amenaza mucho más silenciosa, extensa e invisible: el humo. Las columnas de humo de los incendios pueden viajar cientos de kilómetros, depositando una nube tóxica sobre pueblos y ciudades que no están en la línea de fuego directa. Protegerse de esta contaminación atmosférica es tan crucial como evacuar ante el propio incendio.

Respirar el humo de los incendios no es como respirar el de una chimenea. Es una mezcla compleja y peligrosa de gases y, sobre todo, de partículas finas (PM2.5), que son tan pequeñas que pueden penetrar profundamente en nuestros pulmones y pasar al torrente sanguíneo, causando una inflamación sistémica. Entender los riesgos y saber cómo actuar es fundamental para proteger nuestra salud y la de nuestra familia.

El enemigo invisible: ¿por qué es tan peligroso el humo de los incendios?

El principal peligro del humo reside en las mencionadas partículas PM2.5. Son fragmentos microscópicos de hollín, cenizas y otros materiales orgánicos quemados. Su diminuto tamaño les permite sortear las defensas naturales de nuestro sistema respiratorio. Una vez en el cuerpo, pueden provocar una amplia gama de problemas de salud a corto y largo plazo:

  • A corto plazo: Irritación de ojos, nariz y garganta, tos, dificultad para respirar, ataques de asma, bronquitis, y un agravamiento de enfermedades cardíacas o pulmonares preexistentes.
  • A largo plazo: La exposición prolongada o repetida se ha asociado con una reducción de la función pulmonar y un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas.

Es crucial identificar a los grupos de mayor vulnerabilidad: niños (cuyos pulmones aún están en desarrollo), personas mayores, mujeres embarazadas y, especialmente, personas con enfermedades respiratorias (asma, EPOC) o cardiovasculares. Para ellos, la exposición al humo puede desencadenar una crisis grave.

La primera línea de defensa ante incendios: el refugio de nuestro hogar

La recomendación principal de todas las autoridades sanitarias es clara: si el aire exterior está contaminado por el humo, la medida más segura es permanecer en el interior.

  • Sella tu casa: Cierra puertas y ventanas herméticamente. Si tienes sistemas de ventilación que introducen aire del exterior, apágalos.
  • Usa el aire acondicionado (si lo tienes): Ponlo en modo de recirculación para que no introduzca aire contaminado de la calle. Asegúrate de que los filtros estén limpios.
  • Crea una "habitación limpia": Si no tienes aire acondicionado, elige una habitación interior (con las menos ventanas posibles) y trata de mantenerla lo más aislada posible. El uso de un purificador de aire portátil con filtro HEPA en esta estancia es la medida más eficaz para limpiar el aire interior.
  • No contamines el aire de dentro: Evita actividades que puedan empeorar la calidad del aire de tu hogar. No uses la aspiradora (a menos que tenga filtro HEPA), no enciendas velas ni incienso, no fumes y evita freír alimentos.

Si tienes que salir al exterior la mascarilla es tu aliada (pero no vale cualquiera)

Si salir al exterior es absolutamente inevitable, debes hacerlo de la forma más segura posible.

  • Limita el tiempo y el esfuerzo: Haz que la salida sea lo más breve posible y evita realizar ejercicio físico intenso, ya que esto aumenta la cantidad de aire que respiras y la profundidad con la que lo haces.
  • Utiliza la mascarilla correcta: Este es un punto fundamental. Las mascarillas higiénicas, quirúrgicas o de tela no sirven para nada contra las partículas finas del humo. La única protección eficaz la ofrecen las mascarillas de alta eficiencia, como las FFP2 o FFP3. Estas están diseñadas para filtrar partículas muy pequeñas y deben estar bien ajustadas al rostro, cubriendo nariz y boca sin dejar huecos.

¿Cuándo debo buscar atención médica?

Presta atención a las señales de tu cuerpo. Si tienes cerca los incendios, debes contactar con tu centro de salud o con los servicios de emergencia si experimentas:

  • Dificultad para respirar o sensación de falta de aire.
  • Dolor en el pecho o palpitaciones.
  • Mareos o debilidad severa.
  • Un ataque de asma que no mejora con tu medicación habitual.

En definitiva, el humo de los incendios es un problema de salud pública que requiere la misma seriedad que la propia extinción del fuego. Proteger nuestros pulmones y los de las personas más vulnerables a nuestro alrededor es una responsabilidad individual y colectiva fundamental en tiempos de emergencia.

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