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Isi Uribe tiene 20 años y una causa que la moviliza desde hace casi una década: la inclusión real de las personas con discapacidad. Empezó su activismo a los 13 años, cansada de una sociedad que no la representaba ni le ofrecía espacios accesibles. Hoy, es una de las voces más potentes por los derechos de las personas con discapacidad en España.
Nacida con parálisis cerebral (concretamente, diplejía espástica), su vivencia personal ha sido el motor de un proyecto que ya impacta a miles de personas con y sin discapacidad. Estudiante de Derecho, conferencista en foros de ONU Mujeres y referente del feminismo interseccional, Isi Uribe habla con 20Minutos desde Santiago de Chile con una claridad aplastante: “No quiero ocultar mi discapacidad, quiero transformarla en acción colectiva” y en GNDiario queremos compartir su testimonio.
Desde muy joven, Isi Uribe tuvo que enfrentarse a la exclusión escolar, el bullying y la infantilización. Cuando cursaba secundaria, sus compañeros veían las adecuaciones por discapacidad como privilegios: “Usar un baño adaptado o más tiempo para escribir no se entendía como necesidad, sino como ventaja injusta”, recuerda. Esa violencia cotidiana la empujó a alzar la voz. Y lo hizo con fuerza.
La invisibilidad como punto de partida
Para Isi, su discapacidad no fue nunca una barrera personal, sino un problema social. "El problema no es mi silla de ruedas, es que no haya rampas", ha afirmado en distintas entrevistas. Esta perspectiva la llevó desde muy joven a involucrarse en espacios de participación social, alzar la voz en redes y medios de comunicación y construir alianzas con otros movimientos.
Su frase más conocida, “Si no se nos ve, no se nos piensa”, ha resonado en múltiples espacios. La invisibilidad, explica Isi Uribe, perpetúa la exclusión. Las personas con discapacidad no aparecen en la televisión, en los espacios de poder, en la educación o en la cultura de manera normalizada. Y eso genera una sociedad que no planifica con ellas en mente.
Activismo en acción
Isi ha participado en proyectos de incidencia política, educación y comunicación. Ha dado charlas en institutos, participado en campañas nacionales, y ha colaborado con organizaciones que luchan por la igualdad. Sus redes sociales, donde reflexiona sobre la vida con discapacidad, han sido una herramienta poderosa para cambiar narrativas.
Una de sus luchas más constantes es la accesibilidad: no solo física, sino también comunicacional y emocional. “No se trata solo de rampas, sino de actitudes. La inclusión comienza cuando se nos trata con la misma dignidad”, afirma.
Representación y juventud
Isi Uribe insiste en que es urgente incluir a las personas jóvenes con discapacidad en los espacios donde se toman decisiones. La mayoría de las políticas públicas, dice, se diseñan sin considerar a quienes viven las barreras en primera persona. “Las personas con discapacidad somos expertas en nuestra realidad. No somos sujetos pasivos. Somos agentes políticos”, declara con firmeza.
Además, su mirada interseccional le permite conectar el activismo por la discapacidad con otros feminismos, luchas antirracistas y movimientos LGTBI+. Para ella, la lucha no puede ser parcial ni aislada: debe ser colectiva y solidaria.
Un mensaje que interpela
A lo largo de su trayectoria, Isi Uribe ha sido reconocida como una joven referente que interpela tanto a instituciones como a la ciudadanía. Su mensaje es directo, incómodo para algunos, pero necesario: “Nos cansamos de pedir permiso. Queremos vivir con derechos, con acceso, con dignidad”.
Isi Uribe representa una nueva generación de activistas que no pide permiso, sino espacio. Su lucha recuerda que la inclusión no es un favor: es un derecho. Y que una sociedad que ignora a las personas con discapacidad está incompleta. Ver, escuchar y actuar: ese es el llamado que Isi lanza a diario, con fuerza y convicción.
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