Esta es la Semana Mundial de la Lactancia Materna

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01/08/2023 - 10:00
Nuestra redactora amamantando a su bebé

Lectura fácil

No hay mejor día que mi cumpleaños para hablar de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra cada año del 1 al 7 de agosto en más de 170 países. Fue establecida por la Alianza Mundial para la Acción de la Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés) en 1992 con el objetivo de promover la lactancia materna y concienciar sobre su importancia para la salud de los bebés y las madres.

Con el lema 'Facilitar la lactancia materna: marcando la diferencia para las madres y padres que trabajan' la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2023 se centrará en la importancia de un buen apoyo a las madres cuando se reincorporan a su trabajo remunerado, para que puedan seguir amamantando, si así lo desean, tanto tiempo como decidan. Para ello es imperativo dar visibilidad a la importancia de disponer de Legislación que proteja de forma efectiva la Igualdad, la Equidad y la Conciliación familiar y laboral.

La lactancia materna es el acto de alimentar a un bebé con la leche materna producida por su madre. Es una forma natural y saludable de proporcionar todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo del bebé durante los primeros meses de vida.

Esta leche es un alimento completo y equilibrado que contiene todos los nutrientes esenciales, anticuerpos y sustancias bioactivas que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico del bebé y protegerlo contra enfermedades. Además, la lactancia materna proporciona beneficios tanto para el bebé como para la madre.

Es recomendable que este tipo de lactancia se inicie poco después del nacimiento, idealmente en la primera hora de vida del bebé, y se continúe de forma exclusiva durante los primeros seis meses. Posteriormente, se puede complementar con alimentos sólidos apropiados para la edad, pero se recomienda continuar amamantando hasta al menos los dos años de edad.

La lactancia materna puede presentar desafíos y requerir tiempo, paciencia y apoyo

Es importante que las madres reciban información y asesoramiento adecuados sobre la técnica de lactancia, la posición correcta del bebé durante la alimentación y cómo superar posibles dificultades. Existen también grupos de apoyo y profesionales de la salud capacitados que pueden brindar orientación y apoyo a las madres lactantes.

Durante la Semana Mundial de la Lactancia Materna, se realizan diversas actividades y eventos a nivel local, nacional e internacional para informar y educar sobre los beneficios de este tipo de lactancia, fomentar el apoyo a las madres lactantes y promover políticas y prácticas que respalden la lactancia materna en todos los sectores de la sociedad.

Beneficios de este tipo de lactancia

La leche materna es sin duda la mejor leche que existe para el bebé. Podemos discutir sobre muchas cosas, pero concretamente sobre esto, es que no es discutible. Todo el mundo dice - y la ciencia lo avala - que la leche materna es la mejor leche que se les puede dar a los niños, puesto que el resto no son productos que se adapten a sus necesidades diarias.

La leche materna siempre está en su punto de calidez. Ni muy fría, ni muy caliente, justo como debe estar. Su sabor varía en función de lo que come la madre y su composición también cambia a lo largo de la toma. Al principio es más líquida, para saciar la sed del bebé, que cuando es pequeñín no toma más líquidos que este y conforme va pasando el tiempo, se va haciendo más espesa y más nutritiva.

Para el bebé, la leche materna es fácilmente digerible y se adapta perfectamente a sus necesidades nutricionales en cada etapa de crecimiento. La lactancia materna se ha asociado con un menor riesgo de infecciones respiratorias, gastrointestinales y del oído, así como con un menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas a largo plazo, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y algunas enfermedades alérgicas.

Para la madre, la lactancia materna ayuda a recuperarse del parto al estimular la contracción del útero y reducir el sangrado postparto. También se ha demostrado que reduce el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de mama y de ovario.

Nuestra redactora amamantando a su bebé en Carnavales /  Katia Navas Hernández
Amamantando a mi bebé en Carnavales

Además, crea un vínculo especial entre la madre y el bebé, promoviendo una conexión emocional y brindando un momento de tranquilidad y cercanía.

Esto no quiere decir que las leches de fórmula estén mal, no me malinterpretéis. Si no se quiere o no se puede dar el pecho es una estupenda opción y hoy en día han mejorado un montón. Así que un niño criado con leche de fórmula va a crecer igualmente bien y no tiene por qué tener ningún problema. Pero si la leche materna es el 10, la de fórmulas es el 9. Que está bien, pero no llega a ser lo de la materna.

Y dejando a un lado los beneficios sobre el sistema inmunológico del bebé y el apego... La leche materna favorece la inteligencia

Que la leche materna fortalece la salud del bebé seguro que ya lo sabes, nos lo repiten por activa y por pasiva. Lo que quizá no sepas es que además, ¡los hace más inteligentes!

Si hubieras nacido en otro tiempo, ni siquiera habrías podido plantearte si dar el pecho o no: la lactancia materna era algo asumido, imprescindible para la supervivencia del bebé, al igual que para cualquier otra especie mamífera.

La llegada del biberón, las potentes campañas a su favor y las interferencias hospitalarias a la lactancia en el momento del parto cambiaron el panorama, y amamantar o no amamantar al bebé se convirtió en una cuestión de elección... o de suerte.

Han hecho falta miles de estudios que demuestran sus beneficios, así como la labor de muchas asesoras de lactancia y profesionales sanitarios bien formados, para que no desapareciera completamente.

Lactancia materna y desarrollo cognitivo

Numerosos estudios han intentado demostrar que la duración de la lactancia materna se relaciona con un mejor desarrollo cognitivo en la edad escolar.

La diferencia clave, sin embargo, parece estar basada en la duración de este tipo de lactancia como alimentación exclusiva. Un estudio realizado en Dinamarca, con más de 3.000 participantes, asocia positivamente los valores de coeficiente intelectual, medidos con la escala WAIS, con el tiempo de lactancia en jóvenes de 27 años. En este mismo trabajo, se relacionó la duración de la lactancia con mejores puntuaciones en pruebas de fluencia verbal. Otros estudios han valorado el efecto de la alimentación con leche maternal sobre el desarrollo del niño, valorado en el momento de iniciar su escolarización, a los 6 años. Así, en una población islandesa se demostró una asociación entre lactancia y desarrollo verbal y motor del niño escolarizado, independientemente de factores socioeconómicos que pudieran sesgar esta asociación.

Estudios de este último año, inciden en la relación entre la lactancia materna y el desarrollo cognitivo del niño a los 5 años, a los 7 años y a los 12 años, es decir durante toda su etapa de escolarización.

La relación entre lactancia y habilidades cognitivas es evidente, parece que las modificaciones genéticas del metabolismo de los ácidos grasos pueden ser la clave para la modulación de este efecto.

Y es que, aunque algunos autores atribuyen los beneficios de la lactancia a la intimidad madre/hijo que crea y a sus lazos afectivos, la mayor parte de los autores atribuyen estas diferencias a la presencia de ácido docosahexenoico, (DHA, ácido graso omega-3) en la leche materna, en concentraciones dependientes de la ingesta materna de ácidos grasos. De hecho, se ha confirmado un mejor desarrollo cognitivo en hijos de madres suplementadas con este tipo de ácidos grasos. Los ácidos grasos polinsaturados (PUFA), especialmente DHA y ácido araquidónico, están presentes en sistema nervioso central en muy altas concentraciones, y se sugiere que tienen un papel importante en la estructura de las membranas neuronales, fundamentalmente en relación con la señalización intercelular asociada a proteínas G.

Mi experiencia

Debemos hablar con naturalidad y sin tabúes de nuestras experiencias, pueden servir de apoyo a muchas mamás. Es importante visibilizar la lactancia y sincerarse, mostrando las múltiples facetas con las que nos podemos encontrar. Porque cuando todo marcha bien, es maravillosa, pero en algunos casos no resulta fácil y hablar de ello y buscar ayuda, puede ayudarnos a convertir la experiencia en una de las más bonitas de la maternidad.

Yo no estaba plenamente convencida de que quería darle el pecho a mi hija. Por eso, antes de que naciera me dediqué a leer un montón sobre el tema para prepararme a lo que podía venir. La falta de mentalización y de conocimiento de los problemas reales que puede tener dar el pecho es una de las razones por las que la lactancia materna fracasa en muchos casos, porque si se espera que te pongas al bebé en el pecho y aquello sea un camino de rosas (que en algunos casos es así, fácil, sencillo y sin complicaciones), normalmente la realidad te da una bonita bofetada porque la lactancia materna es bonita, pero muy sacrificada.

Leí mucho sobre la postura correcta, sobre las grietas, sobre los biberones, sobre el mecanismo de respuesta del cuerpo (a más demanda, más producción) etc. Iba con los deberes hechos.

Mi hija se agarró bien al pecho sin problemas. Me revisaron la postura y era la adecuada. Así que, tuve suerte y me había preparado bien. Nunca tuve mastitis ni grietas.

Me ponía a la niña a demanda, durante tomas interminables que podían llegar a extenderse hasta hora y media. Así estuve todo el día los 3 primeros meses. Y lo cierto es que, a nivel de anticuerpos, notamos mucho su eficacia.

Llevamos a la niña a la Escuela Infantil con 4 meses y cogió todas las enfermedades posibles (yo empecé un banco de leche a sus 3 meses y a día de hoy, con más de 1 año de la peque, sigue tomando leche materna a diario en sus clases gracias a lo congelado). La lactancia materna fue una 'salvación'. Nunca ha tenido décimas de fiebre. Pasamos desde el Covid hasta la bronquiolitis con tan solo mocos y tos sin tener que tomar antibióticos o sufriendo ingresos en el hospital como algunos de los niños de su clase. Es más, una vez empezó a comer más sólidos, volvimos a pillar todas las enfermedades de la escuela saludando de cerca a la fiebre pero sin pasar los 38ºC.

Cada día recuerdo las sonrisas de mi bebé recién nacido mientras se alimentaba, la leche brotando por la comisura de sus labios y ese cruce de miradas tan único y especial.

Solo puedo agradecer la oportunidad de poder disfrutar de esta lactancia, con sus luces y con sus sombras, y animar a otras mamás a luchar por ello si es lo que quieren.

Al final, seguimos manteniendo la lactancia materna exclusiva hasta los 14 meses que se terminó el banco y ya pasamos a leche entera. Ahora sé -en mi propia experiencia dejando de lado la infinidad de estudios científicos que lo corroboran- que lo mejor es el pecho y os puedo asegurar que no estaba convencida de ello. Así que no me arrepiento. Además, me encanta cuando ella solo encuentra consuelo en mis brazos gracias a ese vínculo que creamos.

Pero sobre todo, pienso que pecho sí, pero no a cualquier costa. A costa de sufrir, llorar, pasarlo mal mamá y bebé, no. Que la leche materna es lo mejor sin discusiones, pero que los biberones de fórmula están para eso.

Pues eso. Mi recomendación es clara. Dadle el pecho si queréis y podéis porque es la mejor opción. Pero si no podéis, no queréis o lo que quiera que sea, no os sintáis culpables. La culpa es mucho peor que cualquier leche de fórmula o el no haberlo intentado si de verdad os pica la curiosidad, ¡os lo aseguro!

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