Esta vez el maltrato animal ha sido cometido por manos inocentes, la de los niños, que se encuentran en etapas de crecimiento y desarrollo personal y que los adultos han manchado con prácticas deleznables.
Las protestas contra las prácticas de un centro de Madrid, Vivotecnia, han reabierto el debate sobre el uso de seres vivos en experimentos de laboratorio.
El maltrato animal suele pasar desapercibido ya que los que lo sufren no pueden alzar la voz para exigir que termine. En nuestras manos está el poder hacer algo para ayudar a los animales. El Gobierno quiere protegerlos intentando llevar a la cárcel a sus maltratadores.