El melanoma crece un 50 % en España en solo diez años: el cáncer de piel más agresivo preocupa a los expertos

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
25/08/2025 - 07:46
Las quemaduras solares son el principal factor de riesgo modificable en el melanoma.

Lectura fácil

Durante décadas, la cultura española ha venerado al sol. Un bronceado intenso era sinónimo de salud, de estatus y de unas vacaciones bien aprovechadas. Esta percepción, combinada con una escasa concienciación sobre los riesgos de una exposición solar sin la debida protección, ha dejado una herida profunda en la salud pública de nuestro país. Hoy, estamos viendo los resultados de esa factura largamente ignorada: los casos de melanoma cutáneo, el tipo de cáncer de piel más agresivo, se han disparado cerca de un 50 % en la última década, alcanzando los 8.000 diagnósticos anuales.

Esta alarmante cifra, destacada por la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) en su campaña Euromelanoma 2025 y basada en datos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), no es una simple estadística. Es una llamada de atención urgente sobre una epidemia silenciosa que avanza bajo el sol y que nos obliga a redefinir nuestra relación con él.

Las causas del auge: una tormenta perfecta de factores

El drástico incremento en la incidencia de este tumor cutáneo no responde a una única causa, sino a una confluencia de factores demográficos, sociales y médicos que han creado la tormenta perfecta.

  • El legado de la exposición solar sin control: La principal causa sigue siendo el daño solar acumulado a lo largo de la vida. Las quemaduras solares sufridas en la infancia y la adolescencia, y la exposición crónica sin protección durante décadas, pasan factura en la edad adulta. Los hábitos de ocio al aire libre y la búsqueda de un bronceado intenso, especialmente en épocas vacacionales, han sido el principal caldo de cultivo.
  • El envejecimiento de la población: El cáncer de piel está directamente relacionado con la edad. A medida que la esperanza de vida en España aumenta, también lo hace el número de personas en el grupo de mayor riesgo, que han acumulado más horas de sol a lo largo de su vida.
  • Una mejora en el diagnóstico: Afortunadamente, no todos los datos son negativos. Parte de este aumento se debe a que ahora somos mejores detectándolo. Hay una mayor concienciación tanto en la población como en los profesionales de la atención primaria, lo que lleva a más revisiones dermatológicas y a un mayor número de diagnósticos. Sin embargo, este hecho no enmascara el incremento real de la incidencia.

La detección precoz, la herramienta que marca la diferencia entre la vida y la muerte

El melanoma tiene un pronóstico radicalmente diferente según el momento de su diagnóstico. Cuando se detecta en sus fases iniciales, localizado en la capa más superficial de la piel, su tasa de curación supera el 95 %. Sin embargo, si se deja evolucionar y crece en profundidad, tiene una alta capacidad de extenderse a otros órganos (metástasis), convirtiéndose en una enfermedad con un pronóstico muy grave.

Por ello, la detección precoz es la estrategia más poderosa para salvar vidas. Los dermatólogos insisten en dos pilares fundamentales: la autoexploración y la visita regular al especialista.

La regla ABCDE es el manual de instrucciones básico que todo el mundo debería conocer para vigilar sus lunares y detectar una posible lesión maligna:

  • A de Asimetría: Una mitad del lunar no se corresponde con la otra.
  • B de Bordes: Los bordes son irregulares, dentados o mal definidos.
  • C de Color: El color no es uniforme, presentando diferentes tonos de marrón, negro, e incluso colores rojizos, blancos o azulados.
  • D de Diámetro: El tamaño es superior a 6 milímetros (el diámetro de la goma de un lápiz), aunque algunos melanoma pueden ser más pequeños.
  • E de Evolución: Es el signo más importante. Se refiere a cualquier cambio que experimente un lunar en cuanto a tamaño, forma, color o la aparición de nuevos síntomas como picor, sangrado o costras.

Ante cualquiera de estas señales, la recomendación es inequívoca: acudir al dermatólogo sin demora.

La prevención es la única cura real contra el melanoma

Si la detección precoz es clave, la prevención es la única cura verdadera. Evitar el desarrollo de un melanoma es posible, y pasa por interiorizar una serie de hábitos saludables en nuestra relación con el sol, especialmente en un país con tantas horas de luz como España.

  • Fotoprotección rigurosa: Utilizar un protector solar de amplio espectro (que proteja contra rayos UVB y UVA) con un SPF de 30 o superior es innegociable. Debe aplicarse de forma generosa 30 minutos antes de la exposición y reaplicarse cada dos horas, o después de bañarse o sudar.
  • Evitar las horas centrales: El sol es más dañino entre las 12:00 y las 16:00 horas. Durante esa franja, es fundamental buscar la sombra.
  • Protección física: La ropa, los sombreros de ala ancha y las gafas de sol homologadas son una barrera física excelente y a menudo más eficaz que la crema.
  • "No" rotundo a las cabinas de rayos UVA: La Organización Mundial de la Salud las ha clasificado como carcinógenos del Grupo 1, el mismo que el tabaco o el amianto. Su relación con el melanoma está científicamente demostrada.

La educación desde la infancia es la inversión más rentable a largo plazo. Enseñar a los niños y adolescentes a protegerse del sol creará una generación de adultos con menos riesgo de desarrollar un melanoma en el futuro.

En definitiva, el aumento de la incidencia de este tipo de cáncer de piel es una advertencia que no podemos ignorar. Nos exige un cambio de cultura, abandonando la idea del bronceado a cualquier precio y adoptando una relación con el sol basada en el respeto y la protección. El diagnóstico precoz de un melanoma puede salvar una vida, pero la prevención puede evitar que esa vida llegue a estar en peligro.

Añadir nuevo comentario