No más muertes en el mar: Más de 2.000 personas han fallecido al intentar llegar a España en 2021

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11/07/2021 - 09:00
Un grupo de 56 inmigrantes subsaharianos llegan a Fuerteventura

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Casi 2.100 personas han protagonizado las muertes en el mar o desapareciones en el primer semestre del año en pateras y cayucos con rumbo a España (2.087), tantas como en todo 2020 (2.170), en un año que amenaza con convertirse en el "más dramático" de la historia y en el que la crisis diplomática con Marruecos "está matando" a gente en la Ruta Canaria, advierte Caminando Fronteras.

Las cifras proporcionadas por Caminando Fronteras son terribles

"Hacemos un llamamiento al Estado español para que reaccione, para que al final de 2021 no hablemos de un año catastrófico en la frontera", ha señalado la portavoz de este colectivo, Helena Maleno, al presentar los datos de las 79 tragedias en el mar que han podido documentar desde enero en contacto con las autoridades de España y Marruecos, pero, sobre todo, con las familias de las víctimas.

De acuerdo con Caminando Fronteras, desde enero se han registrado 1.922 desapariciones o muertes en el mar, concretamente en el Atlántico y en 57 tragedias tratando de llegar a Canarias, a las que se suman otras 165 víctimas en el Mediterráneo: 93 en la Ruta de Alborán, 36 en el Estrecho de Gibraltar y otras 36 en pateras salidas desde la costa de Argelia.

Proteger a las personas y salvar vidas debe ser la prioridad de la UE

La ONG considera que colocar "el enfoque del control migratorio por encima del derecho a la vida" ha tenido un impacto en el desmantelamiento, la precariedad de los diferentes servicios de salvamento y la falta de coordinación entre ellos. A ello se suma la identificación por parte del colectivo de una "laxitud ante las llamadas de auxilio, incluso cuando las embarcaciones proporcionaban datos sobre la posición donde se encontraban".

Estos, incluido las peores condiciones de las embarcaciones en las que viajan, son algunos de los factores que a juicio del colectivo influyen en el aumento del número de muertes en el mar.

"En algunos casos la tardanza en la reacción de los servicios de rescate ha provocado muertes evitables", zanjan desde Caminando Fronteras, que recuerda algunas de las causas del aumento del flujo migratorio hacia Canarias. "La pandemia ha forzado la expulsión de poblaciones de sus territorios ante el empobrecimiento de los mismos, siendo un factor importante en el movimiento de personas en la Frontera Occidental Euroafricana", sostienen a lo que suman el movimiento de los migrantes hacia rutas más peligrosas debido a las políticas migratorias europeas y españolas.

La vida no puede ser tratada de forma táctica. Si alguien se está ahogando se le rescata y punto

El deseo que permanece en la cabeza de una persona migrante que atraviesa desiertos, mares y vallas es el de poder trabajar para vivir - y no sobrevivir como hacen en su país de origen - . Pero, aun cuando esta persona consiga llegar a España, la legislación nacional y europea les niega la posibilidad de trabajo hasta que demuestren tres años de residencia en nuestro país, lo que los lleva a empadronarse de inmediato y que empiece a contar el tiempo para esos tres años de pesadilla.

No vienen a vivir de los subsidios. Una persona inmigrante empadronada y sin permiso de trabajo no recibe subsidio alguno. No tiene acceso a los centros de salud. Es perseguida por la policía y, si le detienen, con gran probabilidad terminará recluida en un Centro de internamiento de inmigrantes donde se le privará de libertad hasta que finalmente se le deporte. La única opción que tienen durante esos tres años es encontrar algún trabajo informal que les permita sobrevivir y enviar dinero a sus países de origen.

La Organización Internacional de Migraciones, cifra en más de 3.000 el número de muertes en el mar Mediterráneo cada año. La Unión Europea, detrás de su discurso de derechos humanos, no solo no tiene ningún organismo dedicado al salvamento en el mar Mediterráneo, sino que además dificulta, y en muchos casos prohíbe, las actuaciones de rescate realizadas por las ONG sobre la base de un supuesto “efecto llamada” provocado por dichas actuaciones.

Y dejémoslo claro, las personas que se embarcan en la travesía del mar Mediterráneo no huyen de una catástrofe que han provocado ellos, sean guerras o pobreza o emergencias climáticas. Europa tiene una gran responsabilidad en dichos acontecimientos.

El valor de la vida de una sola persona es infinito. La vida de las personas no puede nunca ser tratada de forma táctica o estratégica para prevenir nada. Si una persona se está ahogando se le rescata y punto.

La Comisión Europea (CE) aprobó la Agenda Migratoria de la UE, un pequeño avance que reconoce la necesidad de intensificar las tareas de búsqueda y salvamento en el Mediterráneo ampliando el área geográfica de la Operación Tritón, lo que en la práctica significa poner más medios aéreos y navales más cerca de los lugares donde refugiados y migrantes corren más riesgo de ahogarse.

Además, la Agenda plantea otras medidas positivas para reducir el número de personas que arriesgan sus vidas, bien en el mar, bien en manos de traficantes. Entre ellas, un Programa de Reasentamiento propio, que venga a complementar los programas nacionales, para unos 20.000 refugiados en los próximos dos años. Una cifra que se queda corta si la comparamos con las 380.000 personas solo de Siria, que según ACNUR se encuentran en necesidad de ser reasentadas.

Por otra parte, un Programa de emergencia de apoyo a Italia y Grecia para reubicar dentro de la UE a unos 40.000 solicitantes de asilo, la mayoría de Siria y Eritrea, por un período de dos años. 

Todas estas medidas solo tendrán éxito si los Estados Miembros de la UE establecen como prioridad la protección de las personas y el salvamento de vidas en lugar de seguir actuando como la Fortaleza Europa. Si no es así, el coste humano seguirá siendo incalculable.

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