La UE advierte de que la negociación del Brexit solo avanza en temas secundarios

La falta de acuerdo en torno a la factura del divorcio, estanca las negociaciones entre Reino Unido y la UE.

Nadie esperaba grandes avances, y la tercera ronda de discusiones sobre el Brexit cumplió con las expectativas.

La complejidad de la negociación entre Reino Unido y la UE repercute a ciudadanos y empresas a ambos lados del canal

Después de tres días de negociaciones en Bruselas, ha quedado una atmósfera enrarecida por el intercambio de reproches por ambas partes y la falta de acuerdos en los grandes temas.

Se han avanzado en temas secundarios como el estatus de los trabajadores fronterizos, los procedimientos en marcha ante los tribunales de justicia o el área de viaje común entre Reino Unido e Irlanda.

La cuestión fundamental a la que deben responder es saber si el 29 de marzo de 2019 a medianoche estarán preparados para la salida ordenada de Reino Unido o si sale de la UE sin acuerdo, con todas las consecuencias.

Reino Unido admite que tendrá que pagar la factura del Brexit pero se niega a negociarla

Su falta de claridad que los Veintisiete achacan a Reino Unido por no presentar propuestas en asuntos clave, como el pago de sus compromisos financieros pendientes, ha hecho que el negociador europeo se declarase impaciente, incluso se ofrece a intensificar las negociaciones.

El gran atasco se produce en la factura de divorcio. Ni Reino Unido ni la UE han hecho pública ninguna cifra, aunque Bruselas cuantifica extraoficialmente la cantidad entre 60.000 y 100.000 millones de euros. Los cálculos provienen de los compromisos presupuestarios firmados por Reino Unido para años venideros, los derechos de pensión de funcionarios europeos y los préstamos o avales en los que Londres se comprometió a participar.

Barnier pone de manifiesto que los contribuyentes europeos no deben pagar a Veintisiete los compromisos adquiridos a Veintiocho, eso sería una injusticia. Londres no puede ignorar su responsabilidad en proyectos ya firmados con empresas, universidades o préstamos a países terceros como Ucrania.