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Un reciente estudio de la University College de Londres (UCL) ha puesto de manifiesto que continuar con la expansión de la industria de petróleo y gas en el Mar del Norte contradice directamente los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París. Según los investigadores, desarrollar nuevos yacimientos en esta región amenaza con superar los límites de aumento de temperatura establecidos, que buscan mantenerse entre 1,5 y 2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales.
El llamado urgente a detener nuevas licencias para plataformas en el Mar del Norte
El informe, basado en investigaciones previas publicadas en revistas científicas de alto nivel como Science y Nature, hace una petición contundente al Gobierno británico: no otorgar más licencias de exploración y frenar el desarrollo de proyectos ya aprobados, incluso si ya cuentan con licencias previas en el Mar del Norte.
Los expertos enfatizan que, en la práctica, esto debería traducirse en la cancelación definitiva de nuevas licencias para la explotación de petróleo y gas.
Gregg Muttitt, del Instituto de Energía de la UCL, resumió la gravedad de la situación del Mar del Norte con una metáfora contundente: “Cuando estás en un pozo, tienes que dejar de cavar”. Y añadió que los efectos del cambio climático ya están afectando de forma concreta a viviendas, agricultura y economías en distintas regiones, por lo que la urgencia de reducir emisiones es incuestionable.
La amenaza de los yacimientos de Rosebank y Jackdaw
Dos proyectos emblemáticos del Mar del Norte se encuentran en el centro de esta controversia: Rosebank, ubicado al oeste de las Islas Shetland, y Jackdaw, al este de Aberdeen. Aunque ambos han sido explorados y cuentan con licencia, todavía no han recibido la autorización para iniciar su desarrollo. Sin embargo, en enero de este año, un tribunal escocés declaró ilegales las aprobaciones previas de estos yacimientos, lo que refuerza la posición de los investigadores.
Los expertos de la UCL instan al Gobierno británico a utilizar esta coyuntura como una oportunidad para marcar una diferencia significativa a nivel global y demostrar liderazgo climático mediante el rechazo definitivo de estas explotaciones.
Las cifras que no dejan lugar a dudas
El estudio destaca que las emisiones comprometidas, es decir, aquellas que inevitablemente se liberarían si se extrajeran todos los combustibles fósiles de los yacimientos ya existentes o en desarrollo, sumarían alrededor de 469 gigatoneladas de dióxido de carbono. Esta cantidad triplica el volumen máximo de CO₂ compatible con el límite de 1,5 °C de calentamiento global establecido por el Acuerdo de París.
Esto significa que cualquier proyecto adicional no solo es innecesario desde el punto de vista energético, sino que también resultaría extremadamente perjudicial para la estabilidad climática del planeta.
Además de las implicaciones ambientales, el informe advierte sobre los riesgos financieros asociados con estos proyectos del Mar del Norte. A medida que la transición energética avanza, los nuevos yacimientos podrían convertirse en lo que se conoce como activos varados: inversiones que pierden su viabilidad económica antes de alcanzar su rendimiento esperado debido al abandono progresivo de los combustibles fósiles a nivel global.
Un mensaje claro al mundo
Fergus Green, otro de los autores del estudio, subraya que este informe ofrece una base empírica para rechazar nuevas autorizaciones de desarrollo desde una perspectiva climática. Añade que el Reino Unido, con su historial de liderazgo en la lucha contra el cambio climático, tiene ahora la oportunidad de enviar una señal contundente al resto del mundo: el fin de la era del petróleo y el gas está más cerca, y es hora de actuar con coherencia.
Green concluye: “El mundo necesita señales claras de que los grandes emisores están dispuestos a frenar la expansión de los combustibles fósiles. Detener los nuevos desarrollos en el Mar del Norte podría ser ese mensaje”.
El estudio de la University College de Londres no deja lugar a dudas: seguir expandiendo la producción de petróleo y gas en el Mar del Norte es incompatible con los compromisos internacionales contra el cambio climático. La comunidad científica pide medidas firmes al Gobierno británico, no solo por responsabilidad ambiental, sino también por sentido económico y estratégico ante el futuro energético mundial.
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