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En una sociedad que aspira a ser plenamente inclusiva, la interacción con personas con discapacidad es una parte fundamental de nuestro día a día. Sin embargo, en ocasiones, la falta de conocimiento o el miedo a "hacerlo mal" pueden llevarnos a situaciones incómodas o, incluso, a limitar la autonomía de quienes intentamos ayudar. Consciente de esta realidad, la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) ha lanzado una iniciativa tan necesaria como esclarecedora: una guía práctica sobre cómo acompañar correctamente a una persona ciega o con discapacidad visual. Este recurso no solo busca derribar barreras físicas, sino también los estereotipos y prejuicios que a menudo dificultan una interacción natural y respetuosa.
La guía es un manual de buenas prácticas que, con un lenguaje sencillo y accesible, ofrece pautas claras para saber cómo actuar, qué decir y, sobre todo, cómo no invadir el espacio personal de una persona que vive con ceguera o baja visión. Es una herramienta para que la sociedad desarrolle una verdadera empatía y facilite la autonomía de todos.
Errores comunes, la buena intención no siempre es suficiente
La mayoría de las personas tienen buena intención al intentar ayudar, pero el desconocimiento puede llevar a cometer errores que, lejos de ser útiles, resultan incómodos o limitantes:
- Agarrar sin preguntar: Uno de los errores más frecuentes es tomar del brazo o empujar a la persona sin previo aviso. Esta acción puede desorientar, desequilibrar y hacer sentir invadida a la persona ciega, que pierde el control de su propia movilidad.
- Hablarles como a niños: Dirigirse a ellos con un tono condescendiente o con lenguaje simplificado. La discapacidad visual no implica, en absoluto, una discapacidad intelectual.
- Gritar: Creer que, al no ver, tampoco oyen bien.
- Evitar palabras como "ver" o "mirar": El lenguaje inclusivo no significa autocensurarse en el uso de palabras cotidianas. Las personas ciegas utilizan estas palabras con normalidad en su día a día.
- Ignorar su presencia: Hablar solo con el acompañante, como si la persona ciega no estuviera presente o no pudiera participar en la conversación.
La guía de la ONCE insiste en que la clave de una buena interacción reside siempre en el respeto, la comunicación y la normalidad.
Las claves de la guía ONCE
El documento de la ONCE resume los protocolos esenciales en una serie de consejos prácticos:
- Preguntar antes de actuar: El primer paso siempre es ofrecer ayuda verbalmente y esperar su respuesta. Por ejemplo: "¿Necesitas ayuda?". Si la respuesta es afirmativa, preguntar "¿Cómo puedo ayudarte?". Cada persona tiene sus preferencias y nivel de autonomía.
- Ofrecer el brazo (y nunca empujar): Si la persona acepta ser guiada, se le debe ofrecer el brazo para que ella lo coja. Nunca se debe agarrar o empujar a la persona. Ella irá ligeramente por detrás y a un lado del guía, sintiendo los movimientos del acompañante y anticipando los obstáculos.
- Comunicación constante y clara: Es fundamental describir el entorno verbalmente, anticipar cambios de nivel (escalones, rampas), puertas, mobiliario, semáforos o cualquier otro elemento que pueda suponer un obstáculo.
- En cruces y escaleras: Al llegar a un escalón (subida o bajada) o un bordillo, detenerse brevemente y avisar verbalmente ("subimos un escalón", "bajamos una acera"). En escaleras, indicar si son ascendentes o descendentes y dónde empieza y termina el pasamanos.
- Al sentarse: Guiarle hasta la silla y colocar su mano en el respaldo o en el asiento para que pueda orientarse y sentarse por sí misma.
- Describir el entorno: Si se entra en un lugar nuevo, hacer una breve descripción del espacio (dónde está la puerta, las ventanas, las personas, etc.).
- Comunicación en grupo: Si hay varias personas, es importante dirigirse a ella por su nombre para que sepa cuándo le están hablando. Si te vas a ausentar, avisa verbalmente.
- Respetar al perro guía: Si la persona va con un perro guía, nunca se debe distraer, acariciar o alimentar al animal sin permiso. Está trabajando.
Más allá de la guía: un compromiso con la inclusión
La guía de la ONCE no es solo un conjunto de normas; es una invitación a la sociedad a ser más empática y a comprender que la accesibilidad no es solo una cuestión de rampas o ascensores, sino también de actitud. Facilita la autonomía y el bienestar de las personas ciegas.Este tipo de iniciativas son cruciales para construir una sociedad donde la discapacidad no sea un límite, sino una característica más de la diversidad humana.
Al aprender a acompañar correctamente a una persona ciega, no solo le estamos ayudando a desplazarse, sino que estamos rompiendo barreras invisibles y fomentando una convivencia más rica, natural y respetuosa para todos. La ONCE trabaja para que cada persona sea incluida.
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