Empeoran las condiciones de vida de las personas 'racializadas' en España

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
12/01/2023 - 12:30
Pintada en una pared que dice lucha contra el racismo en inglés

Lectura fácil

Las Federación SOS Racismo ha presentado los resultados del ‘Informe 2022 sobre el estado del racismo en el estado español’ que alerta de un empeoramiento de las condiciones de vida de las personas ‘racializadas’.

El documento recoge las estadísticas de atención de los casos atendidos en el ámbito de la discriminación, el racismo, la xenofobia y los delitos de odio, así como las motivaciones de la denuncia y la infradenuncia por parte de las personas ‘racializadas’.

La federación subrayó, a través de un comunicado, que entre 2017 y 2021, el número de denuncias aumentaron de 347 a 523 casos. De ese total, 185 corresponden al tipo ‘Racismo institucional’, 129 se engloban dentro de la categoría de ‘Denegación de acceso a prestaciones y servicios privados’, y 88 se enmarcan en ‘Conflictos y agresiones racistas’, siendo la cuarta tipología más habitual la ‘Discriminación en el empleo’ con 62 casos.

Asimismo, SOS Racismo indicó que “son las personas gitanas las que sufren mayores discriminaciones y violencias racistas, seguidas de las personas magrebíes, afrodescendientes, las de origen latinoamericano y asiático”.

Todos estos elementos muestran que, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, la situación poco o nada ha cambiado. En palabras de la Federación “esta investigación muestra que el racismo y la discriminación están asentados en nuestra sociedad de forma estructural, por lo que debemos buscar la forma de abordarlos desde su raíz, contando con las personas que han sufrido estas violencias como parte de la solución”.

La clave contra el racismo es la empatía

Yo no soy racista, pero son delincuentes, vienen a por las ayudas, nos quitan nuestros puestos de trabajo... Cuántas veces habremos escuchado este tipo de frases, y cuántas más siendo hacia personas ‘racializadas’.

A veces es mejor desconectar por nuestra propia salud mental cuando estos discursos comienzan, porque esconden todo lo contrario a lo que pueden decir. Cualquier frase que empiece con Yo no soy racista, pero... es una confirmación de que sí se es racista. A la que pones una conjunción adversativa, estás negando lo que acabas de decir. Y es que, al final, terminas por admitir lo que no querías en un inicio.

Simplemente por nacer en otro lugar, apenas a unos kilómetros de una frontera o en la otra punta del mundo, te conviertes en un tanto peligroso. De hecho, al pasear por Lavapiés (Madrid), el barrio de mi hermano, no puedo evitar ver cómo se discrimina a las personas racializadas. A diario la policía para estas personas para cachearla y pedir sus documentos. 

Rasgos diferentes son suficientes para asociar ciertos estereotipos a toda una comunidad. Entre ellos, estigmas como la delincuencia, aunque no se corresponda con las tasas de criminalidad. No se da la oportunidad de conocer a quien se encasilla.

Yo no soy racista. ¿Es suficiente? La respuesta es: no

Para ayudar a las personas ‘racializadas’ no basta con no ser racista, o decir no ser racista. Hay que ser antirracistas y, para ello, hay que actuar.

Una persona que realmente entiende las profundidades, las raíces y los fundamentos del discurso antirracista, no va a decir que no es racista, sino que va a significarse como antirracista y lo demuestra yendo a las manifestaciones, señalando a estas otras personas, difundiendo contenido de discursos antirracistas en redes sociales, formándose, leyendo y aprendiendo.

Añadir nuevo comentario