La inversión en rehabilitación no frena el aumento de hogares con pobreza energética

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15/12/2025 - 14:00
Pobreza energética y medidas

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A pesar del impulso de las ayudas públicas y del aumento de las rehabilitaciones de viviendas en España, la pobreza energética sigue creciendo entre los hogares más vulnerables. Entre 2020 y 2023, el número de familias incapaces de mantener una temperatura adecuada en sus casas se ha duplicado, evidenciando que las reformas y subvenciones no siempre llegan a quienes más lo necesitan.

La rehabilitación avanza, pero los hogares vulnerables siguen creciendo

En los últimos años, la renovación de viviendas ha registrado un ritmo sin precedentes gracias a las ayudas públicas. Entre 2020 y 2023, se ejecutaron alrededor de 540.000 reformas anuales, según el Ministerio de Vivienda.

Estas intervenciones, promovidas en el marco del Plan Nacional de Renovación de Edificios (PNRE), buscan mejorar la eficiencia energética de los hogares y reducir el impacto ambiental del parque residencial español.

Sin embargo, este impulso no ha logrado contener el incremento de familias que enfrentan dificultades para mantener un hogar con condiciones térmicas adecuadas, un fenómeno que la estadística define como pobreza energética.

Objetivos y retos del PNRE

El borrador del PNRE 2026-2030, presentado recientemente, plantea reducir el consumo energético en un 25 % para 2030 y alcanzar un 33 % en 2035, con la meta final de lograr cero emisiones en 2050. Para lograrlo, el Gobierno estima que será necesario acometer 1,57 millones de rehabilitaciones profundas durante esta década.

Aunque hasta 2023 se han realizado más de 600.000 remodelaciones, los indicadores muestran que la pobreza energética no ha disminuido de forma significativa, debido a factores como la subida del precio de la luz y el gas, así como la concatenación de crisis económicas recientes.

La brecha entre ayudas y necesidades

El crecimiento de las reformas no siempre llega a los hogares que más lo necesitan. Según expertos de organizaciones como Ecodes y CECU, muchas subvenciones se asignan por orden de solicitud, beneficiando principalmente a familias con ingresos medios o altos, mientras que quienes sufren vulnerabilidad energética quedan en segundo plano.

Esta pobreza energética ha provocado que un número creciente de hogares continúe con dificultades para pagar los suministros básicos, mientras otros solo pueden mantener un consumo mínimo, insuficiente para cubrir sus necesidades.

Actualmente, entre un 10 % y un 12 % de las familias presentan pobreza energética oculta, es decir, reducen su consumo por falta de recursos, no por eficiencia. Esta situación genera problemas de salud, aislamiento social y deterioro de la vivienda.

Las mejoras en el aislamiento, la instalación de sistemas de calefacción más eficientes y la renovación de ventanas son algunas de las medidas que pueden aliviar estas carencias y, al mismo tiempo, reducir el gasto energético.

No obstante, para que estas acciones tengan un efecto real, deben combinarse con un acompañamiento más cercano y una agilización de los trámites burocráticos.

Hacia un acceso más equitativo para acabar con la pobreza energética

Los expertos coinciden en la necesidad de un enfoque más focalizado, donde se prioricen las viviendas más antiguas y los hogares con menores ingresos. La figura de los “dinamizadores de rehabilitación” —personas que informan y acompañan a las familias durante todo el proceso de mejora energética— se plantea como una solución para acercar las ayudas a quienes más lo necesitan.

Además, adelantar los pagos de las subvenciones al 100 % podría facilitar la participación de los hogares sin liquidez suficiente para iniciar las reformas y poder acabar con la pobreza energética en el país.

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