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Los Estados miembros de la UE deben enviar anualmente sus planes presupuestarios a la Comisión Europea para que pueda supervisar el cumplimiento de las reglas fiscales, que desde abril de 2024 son individuales para cada Estado. Esto es algo que los países miembros deben hacer cada año antes del 15 de octubre.
España retrasó la entrega del último plan presupuestario anual específico por no tener unos Presupuestos Generales del Estado aprobados, según las declaraciones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, recogidas por El País.
Es decir, el sistema de reglas fiscales se adapta a cada país y tiene en cuenta las preocupaciones sociales de los estados. Esto está relacionado directamente con las inversiones de los países en políticas sociales.
Pero no siempre ha sido así. Las reglas fiscales, hasta la última reforma, que ha modificado estos parámetros, se han basado en unos valores estándar que los países miembros no podían superar, en cuanto a deuda pública y déficit. Es decir, ambos valores eran los mismos para todos los países y debían cumplirlos sin excepciones.
Entonces, ¿qué son las reglas fiscales de la Unión Europea?
Son un conjunto de normas económicas diseñadas para garantizar que los países miembros mantengan la estabilidad de sus finanzas públicas. Estas reglas establecen límites sobre el déficit presupuestario y la deuda pública que los gobiernos pueden acumular, con el objetivo de evitar crisis económicas que afecten al conjunto del bloque.
Las bases de estas normas se encuentran en el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), adoptado en 1997. Según este pacto, los países de la zona euro deben mantener su déficit público por debajo del 3 % del PIB y su deuda pública por debajo del 60 %. Aunque estos umbrales pueden flexibilizarse en situaciones excepcionales, son el marco general para mantener el equilibrio fiscal.
¿Cómo se aplican estas reglas?
La Comisión Europea y el Consejo de la UE son los encargados de supervisar que los países cumplan las reglas fiscales. Cada año, los gobiernos deben presentar sus presupuestos y planes fiscales, que se evalúan para asegurar que estén en línea con los objetivos de sostenibilidad.
Si un país incumple las reglas, la UE puede iniciar un procedimiento por déficit excesivo. Esto implica recomendaciones, plazos y posibles sanciones, aunque en la práctica estas sanciones se han aplicado pocas veces. La intención principal es prevenir desequilibrios antes de que se conviertan en problemas mayores.
Además, en 2024 se ha renovado el marco fiscal con el fin de adaptarlo a los nuevos desafíos como la inversión verde y digital, sin perder de vista el control del gasto. Ahora, los países tienen más margen para personalizar sus planes de ajuste, siempre que aseguren una trayectoria de deuda sostenible.
¿Por qué son importantes para la economía de los países?
El cumplimiento de las reglas fiscales no solo es una obligación legal dentro de la UE, sino que también genera confianza entre los inversores y los ciudadanos. Un país con cuentas públicas saneadas puede financiarse más fácilmente, mantener los servicios públicos y responder mejor a crisis como la pandemia o el cambio climático.
Por el contrario, el incumplimiento puede traer consecuencias graves: primas de riesgo elevadas, recortes presupuestarios forzados y pérdida de credibilidad. En definitiva, las reglas fiscales buscan asegurar que el crecimiento económico sea sólido, equilibrado y sostenible a largo plazo.
Estas normas no están exentas de debate. Algunos expertos piden más flexibilidad para fomentar el crecimiento, mientras otros insisten en la necesidad de mantener el rigor para no repetir errores del pasado. Lo cierto es que encontrar el equilibrio entre inversión y control del gasto será clave en los próximos años.
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