Los retratos de las mujeres de la yakuza, la mafia japonesa

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24/09/2022 - 17:00
Las mujeres de la yakuza

Lectura fácil

El arte puede encontrarse escondido bajo mil cara y el cualquier rincón en el que estemos dispuestos a sumergirnos para encontrar la belleza y contar su historia. El oscuro y profundo mundo de la yakuza japonesa, también puede ser un lugar en el que encontrarlo. Este término, hace referencia a la estructura criminal que impera en Japón. Al igual que la mafia en Italia, estos grupos ilegales se dedican a las apuestas, al tráfico de drogas, la prostitución o a las redes de extorsión.

La yakuza también ha gozado del mismo romanticismo con el que se aprecia otras áreas de la cultura japonesa, a pesar de su violencia y su vía delictiva. Esto y ese encuentro con el libro adecuado, en el momento adecuado, llevó a la artista francesa Cholé Fasé, adentrarse en las entrañas de un mundo hecho por y para hombres, para contar la historia del papel que juegan las mujeres que viven y trabajan en él.

Un viaje hasta el interior de la yakuza japonesa

En una entrevista para la BBC, la artista Chloé Fasé, habla sobre lo que la llevó a viajar a Japón e iniciar uno de sus trabajos más íntimos, exigentes y sin duda excepcionales, que la artista ha realizado a través de la fotografía. Fasé comenta que cuando se encontró de lleno con 'Yakuza Moon', una novela autobiográfica de Shoko Tendo, hija de un gánster japonés, ella se sintió "muy cercana a la esa realidad y me dije: 'este es mi trabajo, tengo que encontrarme con esas mujeres y hacer algo visual juntas". Después de acabar el libro, tomó un avión hasta Japón para seguir su instinto.

Chloé Fasé

Sin embargo, introducirse en mundos como el de la yakuza no es nada fácil y se requiere de ciertas herramientas para romper barreras como la del idioma o las culturales para integrarse. Así pasó dos años aprendiendo japonés y adaptándose al entorno, hasta que por fin dio con la oportunidad que tanto necesitaba para sacar adelante su potente proyecto. "Era mi proyecto y yo soy muy testaruda. No sabía cómo, pero tenía que hacerlo. Sabía que no iba a ocurrir pronto, pero era feliz de dedicarme a ello sin contar los días".

La puerta que le abriría el acceso a la yakuza la encontró gracias a un empleo como 'anfitriona' en un club nocturno. Se encargaba de atender a los clientes y dar compañía, ella misma lo describió como "ser una especie de geisha moderna". Ahí pudo empezar a relacionarse con el ambiente, pero no fue hasta más adelante, y por casualidad, que acabó conociendo a un capo de la mafia y cenando en su mesa en un festival de la ciudad. "Le envié las fotos (del festival) y lo invité a cenar unos días después. Para él fue una sorpresa y yo, sinceramente, estaba aterrada".

La amiga del jefe

La relación que mantuvo con este capo de la yakuza, fue la que le permitió realizar su espectacular reportaje fotográfico en el que retrata los momentos íntimos, las espaldas tatuadas, los rituales, el amor, la sumisión y también el papel de cada una de las mujeres que se integraban en esos espacios tan complejos. "Pasé mucho tiempo con ellos y ya nunca podría ser una extranjera más en Japón. Me siento parte de ellos. Me sentía parte del grupo, quería honrar al jefe y su esposa. Me acogieron como si fuera su propia hija, así que se convirtieron en mi familia en Japón".

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