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La carretera no perdona, y los datos son un recordatorio doloroso de esta realidad. En 2024, cinco menores de 12 años perdieron la vida en vías interurbanas españolas por un motivo evitable: no viajaban con ningún sistema de retención infantil (SRI). La cadena de mantenimiento del automóvil Norauto ha querido poner el foco en una decisión que muchos padres toman con dudas: la elección de la sillita de coche. No se trata de un accesorio más, sino de la barrera que reduce el riesgo de muerte en un 70 % y el de lesiones graves en un 90 %, según la OMS.
Sin embargo, llegar a la tienda y encontrarse con decenas de modelos puede ser abrumador. ¿Cuál es más seguro? ¿Sirve la silla de mi sobrino mayor? ¿Qué normativa está vigente en 2025? Los expertos han elaborado una hoja de ruta con nueve puntos clave para garantizar que los más pequeños viajen protegidos.
La normativa R-129 y el fin de la sillita antigua
El primer filtro es legal y de seguridad. Desde el 1 de septiembre de 2024, la venta de sillita de coche bajo la antigua norma ECE R44/04 está prohibida. Ahora, la prioridad absoluta es buscar la etiqueta i-Size (normativa R-129). Esta homologación es mucho más exigente, ya que certifica que la silla ha superado pruebas de impacto frontal, trasero y, crucialmente, lateral.
Ligado a esto, cambia la forma de medir al niño. Olvídese de la edad o el peso como único referente; la nueva normativa se basa en la altura. Un SRI debe elegirse según los centímetros del menor para garantizar que la protección de la cabeza y el cuello es la óptima. Norauto ofrece un truco sencillo para saber cuándo cambiar de modelo: si la cabeza del niño sobresale del reposacabezas en su posición más alta, la sillita se ha quedado pequeña.
A contramarcha y con ISOFIX: el estándar de oro
Si hay un consejo que repiten los expertos en seguridad vial es este: a contramarcha, cuanto más tiempo, mejor. Aunque la ley obliga a llevar a los bebés en sentido contrario a la marcha hasta los 15 meses, la recomendación técnica es extender esta posición hasta los 4 años (o 105 cm de altura). En caso de impacto, esta orientación protege la zona cervical, la parte más frágil de un niño.
Para asegurar la silla, el sistema ISOFIX se ha convertido en el estándar de la norma i-Size. Al anclar la silla directamente al chasis del vehículo, se minimizan los errores humanos en la instalación, que son la causa principal de que un SRI no funcione. Si el coche es antiguo y no tiene ISOFIX, la instalación con cinturón debe hacerse siguiendo escrupulosamente las instrucciones del fabricante.
El peligro de la sillita de segunda mano y la importancia del confort
En tiempos de economía ajustada, la tentación de comprar una sillita usada o heredar una muy antigua es grande, pero Norauto es tajante: evite la segunda mano. Un SRI tiene fecha de caducidad (entre 6 y 10 años), ya que los materiales se degradan. Además, una silla usada puede haber sufrido un impacto interno invisible a simple vista que comprometa su estructura. La seguridad no admite rebajas.
Por último, no hay que olvidar que el niño pasará horas sentado ahí. La comodidad (acolchado, ventilación) y la higiene (fundas lavables) son factores que mejoran la experiencia del viaje. Y, por supuesto, antes de pasar por caja, es fundamental probar la silla en el coche. No todos los modelos de sillita encajan bien en todos los asientos traseros. Verificar la compatibilidad y la facilidad de uso de los arneses es vital para que, en el día a día, abrochar al niño no sea una odisea, sino un gesto rápido que salva vidas.
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