El TEA también persiste en la adultez: diagnóstico, síntomas y tratamiento

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02/06/2025 - 16:00
El TEA o trastorno del espectro autista en adultos es una realidad

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Durante muchos años, se ha creído que condiciones como el trastorno del espectro autista (TEA), el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o las dificultades de aprendizaje como la dislexia, eran exclusivas de la infancia. Sin embargo, estas condiciones tienen una característica en común: se originan en la infancia, pero en muchos casos persisten durante toda la vida. Lejos de desaparecer con el paso del tiempo, los trastornos del neurodesarrollo pueden acompañar a las personas en su adultez, afectando su bienestar emocional, social y laboral.

Así lo explica el doctor Josep Antoni Ramos Quiroga, coordinador del grupo de trabajo en trastornos del neurodesarrollo a lo largo de la vida de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) y también vicepresidente de esta entidad. Según este experto, aunque algunas personas pueden experimentar mejoría con los años, muchas otras continúan viviendo con estas condiciones en la adultez.

Mayor conciencia y nuevos diagnósticos en adultos con TEA

El TEA en adultos está recibiendo mayor atención en los últimos años, en parte porque la conciencia social y médica sobre esta realidad ha aumentado. También ha sido clave el reconocimiento oficial en España, desde 2023, de la especialidad de Psiquiatría Infantil y del Adolescente. Esto ha permitido que los profesionales comiencen a ofrecer una atención más continuada y especializada a quienes fueron niños sin diagnóstico y que ahora, ya adultos, buscan respuestas a lo que les ocurre.

Ramos Quiroga también subraya que España aún está por debajo de la media europea en número de psiquiatras y psicólogos por habitante, lo que dificulta una atención adecuada. Muchos adultos nunca fueron evaluados en su infancia debido a la falta de recursos o a unos criterios diagnósticos que, en su momento, eran más restrictivos que los actuales.

El proceso de diagnóstico en la edad adulta

El diagnóstico del TEA en adultos no se basa en una única prueba, sino que requiere una evaluación clínica completa. Esta incluye entrevistas con el paciente, revisión del desarrollo desde la infancia, e incluso, siempre que sea posible, la recopilación de información aportada por los padres u otras personas cercanas. Además, se tiene en cuenta la presencia de otros síntomas asociados, como depresión, ansiedad o TDAH. Gracias a los avances en genética, hoy en día es posible confirmar hasta un 30% de los casos mediante pruebas genéticas.

Especialmente en mujeres, los síntomas del trastorno del espectro autista suelen estar más enmascarados, lo que ha contribuido a un menor diagnóstico en el pasado. Señales como el agotamiento tras interacciones sociales, la tendencia al aislamiento, intereses muy restringidos o conductas repetitivas pueden ser pistas importantes. Contar con un diagnóstico en la adultez puede resultar liberador para muchas personas, ya que les permite comprender mejor su forma de ser, aliviar la sensación de extrañeza y empezar a recibir apoyo adecuado.

Tratamiento personalizado y con enfoque multidisciplinar

El abordaje del TEA en adultos debe adaptarse a cada caso individual. Ramos Quiroga destaca que el tratamiento debe atender tanto los síntomas principales como las posibles condiciones asociadas. Por ejemplo, si hay dificultades en la interacción social o en la comunicación, el tratamiento psicológico cobra especial importancia. En cambio, para tratar síntomas como la ansiedad, el TDAH o las obsesiones, puede ser recomendable utilizar fármacos.

Algunos adultos presentan formas leves de TEA que no requieren intervención clínica, pero sí se benefician enormemente de tener un diagnóstico claro. Saber que su dificultad para adaptarse a ciertos entornos o situaciones no es una rareza sino parte de una condición, les permite encontrar estrategias para convivir con ella y explicarse aspectos de su trayectoria vital que antes no comprendían.

Comprender el entorno y adaptar el contexto

El diagnóstico no solo beneficia a la persona, sino también a su entorno. Entender que alguien con TEA puede necesitar un ambiente menos ruidoso, menos caótico o con más estructura, facilita la convivencia y promueve una inclusión real. “Entender mejor las necesidades de la otra persona” es, en palabras de Ramos Quiroga, una de las claves para una mejor calidad de vida tanto para quien tiene trastorno del espectro autista como para quienes lo rodean.

Aunque el diagnóstico ideal del TEA debería hacerse en la infancia para permitir intervenciones tempranas, aún estamos a tiempo de actuar en la edad adulta. El aumento en la detección de estos casos refleja no solo una mejora en los criterios diagnósticos, sino también un cambio cultural hacia una mayor comprensión y aceptación de la neurodiversidad. El desafío ahora es garantizar que todas las personas, sin importar su edad, tengan acceso a una evaluación y atención adecuada.

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