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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, mantuvieron este lunes un encuentro clave en la Casa Blanca con un tema central sobre la mesa: la guerra en Gaza. El conflicto, que ha dejado ya más de 65.000 muertos según cifras actualizadas, se encuentra en un punto crítico tras casi dos años de ofensiva israelí contra Hamás.
Según confirmó Trump en una rueda de prensa posterior, el líder israelí habría aceptado preliminarmente un plan de paz de 20 puntos diseñado por Washington, con el objetivo de detener la violencia y abrir un camino hacia la reconstrucción de la Franja.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha reiterado en múltiples ocasiones su deseo de poner fin al derramamiento de sangre en Gaza. Este domingo, a través de su plataforma Truth Social, publicó un mensaje en el que adelantaba su optimismo:
"Tenemos una oportunidad real de grandeza en Oriente Medio. Todos están alineados para algo especial, por primera vez. ¡Lo conseguiremos!"
El mandatario ha utilizado este lenguaje grandilocuente en varias ocasiones para presentar iniciativas internacionales, pero esta vez su presión diplomática parece haber encontrado eco en Netanyahu, que enfrenta un creciente aislamiento en el plano internacional. La reunión de este lunes fue la cuarta visita del primer ministro israelí a Washington desde que Trump retomó el poder.
El plan de paz: amnistía, intercambio de prisioneros y retirada gradual
El borrador filtrado a medios árabes incluye una serie de medidas sin precedentes. Entre ellas, un alto el fuego permanente, la amnistía para miembros de Hamás que se comprometan a una “coexistencia pacífica”, y la posibilidad de un pasaje seguro hacia terceros países para quienes decidan abandonar Gaza.
Uno de los puntos más sensibles del plan de paz es la liberación de rehenes: Hamás deberá entregar a los 48 cautivos, de los cuales solo 23 siguen con vida, en un plazo de 48 horas tras la firma del acuerdo. A cambio, Israel excarcelará a más de 1.000 prisioneros palestinos y devolverá centenares de cuerpos a sus familias.
Asimismo, Israel se comprometería a cesar los ataques en el territorio y a retirarse de manera progresiva, sin ocupar ni anexar la Franja. Las Fuerzas de Defensa de Israel detendrían sus operaciones militares, con lo que se daría paso a una fase de estabilización internacional.
Administración temporal y reconstrucción de Gaza
Una de las claves del plan de paz es la creación de un gobierno de transición integrado por tecnócratas palestinos, encargado de gestionar los servicios básicos en una Gaza devastada tras años de bombardeos. Hamás quedaría completamente al margen de la administración.
Estados Unidos, junto a socios árabes y europeos, formaría una fuerza temporal para garantizar la seguridad y preparar a una futura policía palestina. Paralelamente, se activaría un ambicioso programa de reconstrucción económica, con incentivos para que los gazatíes permanezcan en su tierra y con garantías de retorno para quienes decidan salir de manera temporal.
Trump, que en el pasado sugirió proyectos de “reasentamiento masivo” fuera de Gaza, ha dejado esa idea fuera del documento del plan de paz. El enfoque ahora está en la desradicalización de la población y la recuperación del tejido social.
A pesar de la presión de Washington, Netanyahu mantiene un discurso duro ante la comunidad internacional. El viernes, en su intervención en la Asamblea General de la ONU, aseguró que Israel “terminará el trabajo” contra Hamás y rechazó la creación de un Estado palestino, una demanda reiterada por gran parte de los países miembros.
Este contraste entre el lenguaje del premier y las exigencias del plan de paz estadounidense refleja las tensiones en el seno de la negociación.
Los 20 puntos del plan de Trump
Entre las medidas concretas que propone el documento se encuentran:
- Cese inmediato de las hostilidades y retirada gradual de las fuerzas israelíes.
- Entrega de todos los rehenes a Israel y liberación de prisioneros palestinos.
- Amnistía para los miembros de Hamás que renuncien a la violencia.
- Entrada diaria de al menos 600 camiones de ayuda humanitaria.
- Prohibición de túneles con fines militares en Gaza.
- Garantías regionales para evitar amenazas contra Israel.
- Creación de una fuerza internacional temporal para la seguridad.
- Reconstrucción económica y establecimiento de una zona de libre comercio.
- Reestructuración de la Autoridad Palestina con un programa de reformas.
- Apertura de un camino “creíble” hacia un Estado palestino.
Un futuro aún incierto
Aunque el plan de paz representa el intento más ambicioso de la administración Trump por detener la guerra en Gaza, aún queda por ver si tanto Israel como Hamás aceptarán sus condiciones. El escepticismo es alto, especialmente después de los discursos de Netanyahu, pero el hecho de que Washington haya puesto sobre la mesa una propuesta detallada y respaldada por socios árabes e internacionales marca un punto de inflexión.
Si se concreta, podría abrir una nueva etapa para un territorio marcado por la destrucción, con la esperanza de transformar la Franja en una región estable y con perspectivas de paz duradera.
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